General Electric empieza a ver la luz, en vísperas de iniciar su escisión en tres compañías, es decir, de aplicar el ‘esquema Villalonga’ (el mismo que puso en marcha Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, bajo el principio infundado y anglosajón de que la suma de las partes vale más que el todo, y que adoptaran otros gigantes como Toshiba y Johnson&Johnson). Y es que ha vuelto a beneficios en 2022 y ha mejorado sus ingresos.

El gigante estadounidense ha logrado un beneficio neto de unos 207 millones de euros, frente a las pérdidas de 5.999 millones obtenidas en 2021. El adiós a los números rojos ha sido posible gracias al gran cuarto trimestre, en el que ganó 2.045 millones, pues en los nueve primeros meses del año sus pérdidas eran de 2.219 millones, un 23,4% inferiores a las del mismo periodo de 2021.

Por su parte, los ingresos han ascendido a 70.442 millones en 2022, lo que supone un crecimiento del 3%. Por negocios, destaca el fuerte aumento en aeroespacial (+22%), que aporta el 34% de los ingresos totales; mientras energía facturó un 17% menos.

“2022 dio el pistoletazo de salida a una nueva era para GE”, ha señalado el presidente y CEO de General Electric y primer ejecutivo de su división aeroespacial, Lawrence Culp. “GE está bien posicionada para impulsar el crecimiento, los beneficios y lograr liquidez. Nuestras previsiones dan debida cuenta de la confianza que depositamos en nuestro negocio”, ha añadido. Recuerden que el gigante estadounidense se escindirá en tres compañías: GE Healthcare se llamará el negocio de equipamiento médico y se separará en el primer trimestre de este año; GE Vernova agrupará los negocios de energía y GE Aerospace será el nuevo nombre del negocio aeroespacial. Todo un cambio para el futuro más próximo del conglomerado industrial estadounidense con sede en Boston y creado en 1892, tras la fusión de la compañía fundada por Thomas Alva Edison -Edison General Electric Company- y la Thomson-Houston Electric Company.