Ione, Irene y Yoli: la veloz carrera hacia... el pitorreo general
Los fondos de inversión se frotan las manos ante la situación que está viviendo España ante la emergencia sanitaria que ha provocado la pandemia del coronavirus. Y es en los primeros seis días que han trascurrido desde la declaración del estado de alarma, ya hay más de 132.000 afectados por ERTEs, pero podría haber millones.
A los fondos les gusta lanzarse a comprar en los tiempos de dificultades corporativas, sobre todo, si se han anunciado reducciones de plantilla, pues esto significará menores gastos en el futuro, pese a que al principio cueste algo de dinero en despidos e indemnizaciones. En nuestro país, el Estado se hará cargo de las prestaciones por desempleo de todos los trabajadores afectados por un ERTE durante el tiempo que dure la crisis sanitaria; asimismo, exonerará a las empresas de abonar el 75% de la cuota a la Seguridad Social (el 100% en las que tengan menos de 50 empleados); y ofrecerá una prestación extraordinaria a los autónomos que se vean obligados a cerrar o vean reducidos sus ingresos un 75%, y estarán exentos de pagar cotizaciones a la Seguridad Social. Todo esto dibuja aún un contexto de menores gastos para los fondos de inversión.
A los fondos les gusta lanzarse a comprar en los tiempos de dificultades corporativas, sobre todo, si se han anunciado reducciones de plantilla
Claro que los fondos también observan mucho los movimientos del mercado: en lo que va de mes, el Ibex ha cedido un 23%, pese a que en los últimos días ha cerrado al alza por la intervención de los bancos centrales y el freno al contagio por coronavirus en China. Un descenso que ha colocado a las empresas españolas en peligro de OPA… Y de hecho, el Gobierno ha tenido que intervenir: ha suspendido las inversiones de fuera de la Unión Europea en compañías de sectores estratégicos que superen el 10% o supongan toma de control.
Sin embargo, los fondos empiezan poco a poco: así se ha podido ver recientemente en los casos de JP Morgan y de BlackRock. El primero se ha convertido en segundo accionista de Repsol, tras Sacyr (8,2%), al declarar una participación del 6,855% (de esta un 4,73% es a través de derivados financieros), aprovechando que esta petrolera -al igual que otras muchas de su sector- se ha depreciado desde el pasado 8 de enero por la caída del precio del crudo. Por su parte, BlackRock ha aumentado su presencia en Telefónica, pasando del 5,21% al 5,295%; y en la constructora ACS, donde ha elevado su participación del 4,977% al 5,026%.
El cierre de bares y restaurantes, así como de hoteles y otros alojamientos, y la cancelación de viajes, ponen en peligro a 2,5 millones de empleos del sector turístico
Volviendo a los ERTEs, en España ya se superan los 132.000 afectados, por ahora, pero la cifra sigue creciendo. Y no hay que olvidarse que el cierre de bares y restaurantes, así como de hoteles y otros alojamientos, y la cancelación de viajes, ponen en peligro a 2,5 millones de empleos del sector turístico; a estos se suman millones de trabajos del sector del comercio, pues sólo los que se dedican a alimentación o los quioscos de prensa o los estancos pueden continuar con su actividad durante el estado de alarma.
Entre los ERTEs que ya se conocen, los más elevados han sido los anunciados por: Alsea España -Vips, Domino’s Pizza, Starbucks- (22.000), Globalia (15.000 empleados), Ryanair (también 15.000), Seat (14.8000), Burger King (14.000), Iberia (13.900), Renault (12.000), Decathlon (11.800), Ford (7.400), Norwegian (7.300), Tendam -Cortefiel, Springfield, Women’secret- (7.000), H&M (6.000)… Pero ojo, porque otras compañías ya han empezado a negociar y podrían plantear próximos ERTEs (Indra y Mango, entre otras) y además, Inditex podría aplicar uno a los 25.000 empleados que tiene en España dedicados a tiendas a partir del próximo 15 de abril, si se mantiene la situación de cierre de actividad en los establecimientos.
En este contexto, conviene destacar la intervención de la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en un reciente encuentro por videoconferencia con sus homólogas europeas, donde señalaró que la respuesta de la UE ante el Covid-19 “debe ser un compromiso colectivo” y “la ciudadanía de la UE debe saber que el modelo social europeo seguirá siendo una garantía de futuro”. Además, añadió que “la propuesta española es ambiciosa, contundente y adaptada no solo a la crisis sanitaria sino a la necesidad de mantener empleos, promover la conciliación, extender prestaciones y garantizar salarios. Nadie se debe quedar atrás y ese es nuestro objetivo”. Veremos qué pasa, pero la cosa no pinta de colores, sino más bien bastante gris.