Como buen alemán, Weidmann nos augura la ruina si no le damos el mando. Como buena francesa, Lagarde nos oculta la verdad
El jueves 28 tendrá lugar la primera reunión del Comité Directivo del Banco Central Europeo (BCE) tras la dimisión de Jens Weidmann como gobernador del Bundesbank, banco central alemán.
La ventaja de los alemanes es que son bárbaros tecnológicamente avanzados. Piensan bien, pensamiento deductivo, pero cuando concluyen algo consideran que no llevarlo a cabo, o hacerlo a ritmo lento, o atender a matices, constituye una traición a la razón. Lo mismo les ocurrió con los campos de exterminio: no repararon en si tenían que ser buenos o malos: tenían que ser eficientes.
La combinación de tipos irracionalmente bajos con la crisis de escasez que se avecina supone un suicidio que Weidmann, como buen alemán, lleva años denunciando y que Lagarde, como buena francesa, lleva años ocultando
El organismo que dirige Christine Lagarde, BCE, sabe que comprar deuda pública a los gobiernos del euro a razón de 80.000 -o 60.000, me es igual- millones de euros por mes supone condenar a varias generaciones de europeos y, ademas, criar políticos irresponsables, tipo Pedro Sánchez, que abocan a sus países a un jubileo por autocondonación de deuda.
Los tipos bajos no sólo destrozan a los bancos (por tanto, a todos), sobre todo, devalúan toda la economía mundial. Y, atención, la combinación de tipos irracionalmente bajos con la crisis de escasez que se avecina supone un suicidio que Weidmann, como buen alemán, lleva años denunciando y que Lagarde, como buena francesa, lleva años ocultando.
Ahora bien, al comprender que ya no sería gobernador del BCE, Jens Weidmann, a la postre, alemán, ha decidido tirar la toalla y marcharse del Bundesbank. El que fuera jefe de Gabinete de la canciller Angela Merkel tira la toalla.
Si los tipos de interés no suben se devaluará toda la economía mundial en tiempos de escasez. Si suben, España quiebra
¿Y qué pasa con España? Pues nada bueno: toda la política económica de Pedro Sánchez y Nadia Calviño -lo de Yolanda Díaz ni lo menciono porque, como buena comunista, no tiene otra política económica que el voto cautivo para mantenerse en el poder- consiste en subvenciones para perezosos y en la renuncia a reindustrializar, política que se sostiene gracias a una deuda creciente, con la que se pagan hasta gastos corrientes y crecientes como las pensiones. Es decir, España vive al borde del precipicio. Si mañana suben los tipos o, sencillamente, se reduce la deuda que nos compra de forma artificial el BCE… estamos abocados a la quiebra.
Así que, por una parte, recen para que las tesis de Weidmannn se impongan en Europa, no las de Lagarde. Por otra parte, recen para que las tesis de Weidmann no se impongan en España porque nos llevarán a la quiebra del Estado, que es mucho más grave que la quiebra de la banca. Porque la quiebra del Estado no es que debamos pagarla entre todos, es que ya la estamos pagando. No olviden que la banca estuvo en quiebra, el Estado está en quiebra técnica permanente.