¿Lo recuerdan? La crisis bancaria comenzó porque había bancos demasiado grandes para caer. No podían quebrar porque hubieran puesto en peligro el conjunto del sistema financiero, primero nacional y luego europeo. Solución: rescatarlos, por supuesto, con dinero público que, como bien saben, “no es de nadie”, como dijo la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en 2004, cuando era ministra de Cultura con Zapatero.

Pues bien, ahora el BCE quiere crear más bancos demasiado grandes para caer. Y, para eso, nada mejor que promover fusiones entre entidades. Y si son transnacionales, mejor, porque así, además, estaremos caminando hacia la tan ansiada unión bancaria europea. Pero para eso habrá que esperar: ningún país quiere perder, de momento, la hegemonía sobre sus entidades financieras.

El BCE quiere crear más bancos demasiado grandes para caer. Y para eso nada mejor que promover fusiones entre entidades

En Fráncfort lo saben y por eso, mientras tanto, promueven fusiones nacionales. La unión bancaria, entonces, deja paso a otro anhelo de Draghi y compañía: reducir la capacidad del sector, que significa justo eso que están pensando: ajustar las plantillas hasta reducirlas a su mínima expresión.

¿Recuerdan aquel desliz del actual presidente del BBVA, cuando aseguró que el banco podía funcionar perfectamente con sólo 1.000 oficinas? Luego se vio forzado a rectificar, pero lo dijo porque está convencido de ello. Y lo cierto es que la excusa ya no será la crisis, como antaño. Ni siquiera los bajos tipos de interés. No, la razón para continuar con la reducción del sector es la digitalización. Así lo reconoció en enero José María Roldán, en una entrevista en RNE, que apenas tuvo repercusión porque coincidió con las primeras informaciones acerca del escándalo Villarejo-BBVA.

La unión bancaria, entonces, deja paso a otro anhelo de Draghi y compañía: reducir la capacidad del sector, es decir, ajustar las plantillas

Volviendo a Alemania, la fusión entre el Deutsche y el Commerzbank podría significar el despido de unos 30.000 empleados. Es la cifra que manejan los sindicatos y son muchos para tratarse de una única operación de concentración. Tal vez por eso es por lo que gusta mucho en el BCE. A los empleados no les convence y ya han mostrado su más enérgico rechazo. Ya veremos quién se sale con la suya, si el Gobierno o las plantillas de esos bancos.

La red del Santander, preocupada por el ERE que se avecina

El banco que preside Ana Botín se está dando prisa para completar la integración tecnológica del Popular cuanto antes. Así, este fin de semana culminará el proceso en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. La cosa marcha a buen ritmo -está previsto que finalice en julio- y la plantilla del banco, especialmente la red comercial del Popular, está precupada -y un tanto desanimada- por el expediente de regulacón de empleo que se les viene encima. Todo indica que el ajuste será duro. Aunque las negociaciones aún no han comenzado, los sindicatos hablan de unas 3.000 o 4.000 salidas y del cierre de unas 1.000 sucursales, que comenzarán a producirse durante la segunda mitad del año.

Por cierto, la marca Popular (y Pastor) irá desapareciendo a medida que se vaya completando la integración. Si aún tienen cerca o pasan por una oficina del Popular o del Pastor, háganse una foto: dentro de poco será una imagen histórica.