Empezando por el final, las familias españolas tendrán que hacer -lo están haciendo ya- un doble esfuerzo: por un lado, para reducir su deuda privada y, por otro, para pagar la desmesurada deuda pública que los gobernantes irresponsables, por ejemplo, Pedro Sánchez o antes, Mariano Rajoy, han incrementado de forma exponencial durante los últimos años.

No nos damos cuenta, pero la bola de nieve de la deuda pública es tan grande (1,5 billones de euros, el 113% del PIB) que no tendremos más remedio que ajustarnos el cinturón de una manera drástica, por ejemplo, retrasando la edad de jubilación hasta los 70 años y congelando, incluso reduciendo, las pensiones.

Eso en cuanto a la deuda pública, porque la privada, la de las familias, se está reduciendo, concretamente hasta el 51,1% del PIB en el primer trimestre, frente al 56,8% de un año antes, según las cuentas financieras de la economía española, publicadas este martes por el Banco de España.

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De esta manera, la riqueza financiera bruta de los hogares aumentó en 47.300 millones de euros en el acumulado de cuatro trimestres hasta el primero de 2023, aunque disminuyó respecto al PIB, hasta el 202%, desde el 218,1% del año anterior.

Por su parte, la deuda de las empresas se redujo en 19.600 millones de euros en el acumulado de cuatro trimestres hasta el primero de 2023, y se situó en el 70% del PIB, frente al 78,5% de un año antes.

Ha llegado el momento de exigir al Gobierno -el que salga tras el 23 de julio- que reduzca el gasto público, paso previo imprescindible para poder reducir la deuda pública, aunque eso suponga reducir el engañoso Estado del Bienestar, cada vez más Estado y menos del Bienestar.