Ana Botín quiere que Europa siga el ejemplo de Reino Unido, que en octubre suprimió el tope a la remuneración variable de los banqueros. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) limita esa remuneración variable al 200% del salario fijo que, para ser un tope es bien generoso. Por ejemplo, si el fijo es de 2 millones de euros, el bonus podría ser como máximo de 4 millones, con lo que la remuneración total llegaría a los 6 millones. No está nada mal.

En cualquier caso, la norma no prohíbe superar ese 200%. Lo que dicta es que si se quiere superar ese umbral, hay que pedir permiso a los accionistas que son, al fin y al cabo, los dueños de la entidad… ¿o no?

Ana Botín ganó 11,6 millones de euros en 2022, de los que 3,1 millones fueron como salario fijo y 5,4 millones como variable. El presidente del BBVA, Carlos Torres percibió 8,3 millones, 2,9 como fijo y 4,6 como variable.

Si bajamos un escalón, el actual CEO del Santander, Héctor Grisi, cobrará alrededor de 7 millones de euros en 2023 de los que 3 millones serán como sueldo fijo y 4 millones como bonus. Onur Genç, por su parte, ganó 7,1 millones en 2022 que se desglosa en 2,1 millones en fijo y 3,5 millones en variable.

¿Qué sucede? Pues que los accionistas están cada vez más sensibilizados con los sueldos de los consejeros -lógico- y lo muestran en la Junta, en la votación consultiva de la remuneración del Consejo. El rechazo es cada vez mayor: en el Santander, el 11,6% de los votos fue negativo y en el BBVA, el 11,1%, porcentajes muy elevados y que van creciendo.

En este contexto se entiende la iniciativa de eliminar la obligatoriedad de pedir permiso para cobrar un variable superior al 200% del fijo. ¿Se imaginan votar, con carácter vinculante, si Botín o Torres pueden cobrar el 400% del salario fijo? El rechazo podría ser histórico y, en cualquier caso, sólo plantearlo sonrojaría al más osado.

En definitiva, antes de suprimir el tope del variable habría que aprobar que la votación de las remuneraciones de los consejeros fuera vinculante y no sólo consultiva. Si fuera así, otro gallo cantaría.