Habla Onur Genç, consejero delegado del BBVA: “Haremos una consolidación doméstica si podemos (…) porque sí pensamos que la escala local es crítica”. Lo ha dicho este miércoles en Londres, durante su intervención en un foro organizado por Bank of America.

Ahora resulta que la escala, tener mucha masa crítica, es fundamental, sobre todo en banca minorista, de particulares. “Si no eres uno de los jugadores líderes en el mercado no tienes muchas posibilidades”, ha explicado ante un atento auditorio.

Se trata de un giro radical del Ceo respecto a la necesidad de emprender operaciones corporativas en España. Genç se ve más débil que nunca y si hace un año, en este mismo escenario, instó a Carlos Torres a evitar cualquier fusión, ahora aboga por ampliar la base de clientes a golpe de talonario. En cualquier caso, ¿en qué operación está pensando? ¿El Santander, cuyo nuevo Ceo no llega hasta enero? ¿El Sabadell, que ahora vale mucho más que en el intento anterior? ¿O tal vez esté pensando en caza media o menor?

Lo curioso, además, es que va en contra del sentir general del sector que ahora, con las subidas de tipos, ve luz al final del túnel. El negocio típico bancario empieza a ser negocio ‘again’ y ya no es tan importante tener masa crítica como cuando los tipos eran negativos. En otras palabras, Genç descartó la vía inorgánica para crecer cuando los tipos eran negativos y ahora, con el resurgir del negocio, las apoya.

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Luego está lo de Turquía un mercado que Genç defiende porque tiene mucho potencial a largo plazo, aunque presente, lo que se dice presente, es un desastre. Más que potencial, lo que tiene Turquía es un problema llamado Erdogan.

El BBVA continúa sumido en una grave crisis de liderazgo, además de seguir imputado, como persona jurídica, en el caso Villarejo. Mientras Carlos Torres intenta recuperar terreno -logró reunir al Gobierno, incluido Sánchez, con empresarios en el foro de sostenibilidad- Genç intenta evitar su cese. No son invenciones de la prensa, como aseguró en la presentación de resultados del semestre, sino un empeño de Torres, con el que mantiene una relación como las fincas de Extremadura: manifiestamente mejorable. En la city madrileña no se habla de otra cosa que de su salida.