El consumo total, entre enero y noviembre del pasado año, alcanzó los 22.310 millones de kilos, un 10% menos
La industria de alimentación y bebidas frenó su crecimiento en 2022 debido a la situación inflacionista en España y en los mercados exteriores. El aumento de los costes productivos a causa del agudo aumento del valor energético, de los transportes y de las materias primas, entre otros factores, han limitado la trayectoria positiva del sector.
Es una de las principales conclusiones que se desprende del Informe Económico de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), que recoge las principales magnitudes del sector durante 2022, elaborado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Durante 2022, la producción real de la industria de alimentación y bebidas ascendió a 144.955 millones de euros, alcanzando un crecimiento del 1,5%. Esta tasa muestra la contención de la actividad de la industria, si la comparamos con el promedio de la tasa de crecimiento de la producción real entre 2015 y 2019, (obviando los años 2020 y 2021, excepcionales por la situación del COVID-19) que se situó en el 4,5%.
Desde finales de 2021 los precios de producción se han ido acelerando, hasta el 18,6% al cierre del ejercicio 2022. Esta situación se ha transformado en una pérdida de dinamismo de los ritmos reales de la actividad productiva del sector y en una reducción de márgenes en un intento de no generar mayores desajustes entre oferta y demanda.
Este escenario de aumento de precios, junto a las medidas adoptadas para la contención de la inflación como las subidas de los tipos de interés, ha llevado a los hogares a la contención de sus gastos y a modificar sus patrones de consumo. Así, el volumen del consumo se ha retraído hasta los 66.294 millones de euros (-1,1%). De igual forma, sucede con el gasto medio por persona en el hogar, que refleja una caída del -1,8% (1.427€) con relación al mismo periodo de 2021.
El peso del sector representa el 19,3% de la industria manufacturera y cerca del 2,5% del total de la economía española
A pesar de todo, la industria de alimentación y bebidas continúa siendo el sector industrial con mayor fortaleza en España. El Valor Añadido Bruto se ha cifrado en 29.786 millones de euros, un crecimiento del 13,9% que, una vez ajustado el efecto de los precios, quedaría en un 4,1%. De esta manera, el peso del sector representa el 19,3% de la industria manufacturera y cerca del 2,5% del total de la economía española.
La dinámica empresarial del sector ha logrado mantenerse por encima de las 30.000 empresas (30.159). Con respecto al ejercicio anterior, el tejido empresarial en 2022 ha anotado un leve retroceso del -0,3%, es decir, 101 compañías menos.
De nuevo, las pequeñas empresas son las que más acusan la crisis ya que no pueden seguir produciendo por los costes que tienen que afrontar. En 2022, más de 150 pequeñas empresas, de menos de 50 asalariados desaparecieron. Como elemento positivo, y en línea con la trayectoria de años anteriores, las empresas de mayor tamaño han experimentado un avance del 11,4%, continuando en la mejora de la dimensión del sector para acabar con la alta atomización de la industria.
Aun así, la PYME continúa siendo el elemento central, copando el 96% del tejido empresarial. Durante 2022, el 78,8% de la actividad generada por nuestra industria lo hace en empresas de menos de 10 asalariados, confirmando el carácter esencial de estas compañías para el sector.
Mauricio García de Quevedo, director general de FIAB, destaca el esfuerzo realizado por la industria para absorber parte de los costes. “Durante 2022 hemos sufrido una crisis global, en parte como consecuencia de la invasión de Ucrania, que ha generado incertidumbre, inestabilidad y la grave situación de inflación que todos padecemos. Los resultados presentados por muchas empresas del sector demuestran cómo han reducido sus márgenes para no trasladar al consumidor las subidas que han sufrido”, afirma.
Así, el sector reclama un ámbito regulatorio y fiscal que tenga en cuenta este difícil contexto para proteger a un sector estratégico para España y Europa de la vulnerabilidad económica a la que está precipitando esta situación. Entre otras cuestiones, “es urgente la resolución de las convocatorias del PERTE agroalimentario para permitir dotar a esas pequeñas y medianas empresas de los recursos necesarios para adoptar las inversiones necesarias en innovación y mejorar así su competitividad”, asegura el director general de FIAB.