La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció este miércoles la aplicación de aranceles a EEUU por valor de hasta 26.000 millones de euros como respuesta a los que la Administración Trump ha puesto en marcha este miércoles a Europa, esto es, del 25% a las importaciones de acero y aluminio. Bruselas estima que el impacto será de unos 28.000 millones de euros. Los aranceles de la UE entrarán en vigor en abril y afectarán a una variada gama de productos estadounidenses.

El primer efecto de esta guerra arancelaria, y lo que temen los mercados, es un repunte de la inflación. Ahora bien, la UE podría evitar este efecto si deja atrás su obsesión ecologista y aumenta la producción, tanto agrícola como industrial, tal y como explicamos en Hispanidad hace unos días.

Mucho nos tememos, sin embargo, que esa no será la solución que adopten los burócratas de Bruselas, más pendientes de su sillón que de los europeos a los que dicen representar. La solución será abrazar todavía con mayor entusiasmo a China, que acabará colonizando todos los sectores económicos antaño liderados por los países del Viejo Continente. Sin olvidar un detalle importante: estaremos entregando nuestro futuro a una dictadura comunista con capitalismo de Estado como modelo económico, en el que no tiene cabida alguna el débil o el que no produce.

Europa debe espabilar y, en paralelo a los aranceles a EEUU, debería reactivar su agricultura y su industria y hacerlo sin subvenciones públicas, pero liberándolas de la asfixiante burocracia y los excesivos impuestos.