Empecemos por el final: la intervención del Popular sería perfecta si el banco estuviera quebrado: el único problema es que no estaba quebrado. Era un banco solvente y viable. Y no lo dicen sus directivos, lo dijeron y dicen los peritos del Banco de España, que le otorgaron un valor patrimonial de 11.000 millones de euros.

Y ahora vamos con la noticia: el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) aconseja exonerar al Santander de cualquier indemnización al tiempo que cuasi otorga arbitrariedad a la Junta de Resolución -a Elke König, para entendernos- de la Unión Europea (UE)-Banco Central Europeo (BCE).

El Popular fue el primer banco que pasó de estar normal a estar quebrado... en una noche. Del nivel 3 al 5, según el baremo del BCE. Caso único en la historia

Es decir, un pacto fuerte de corporativismo entre órganos de la Unión Europea para fastidiar a un banco mediano de un país mediano llamado España, con un Gobienro débil y con un entonces ministro de Economía convertido ahora en vicepresidente del BCE.

De paso, con la intervención del Popular se creó un precedente de arbitrariedad en la resolución bancaria. Por decirlo así: un banco va mal cuando yo, ente liquidador -nada menos que liquidador- digo que va mal, punto y final. Así que lo intervengo con nocturnidad y la alevosía necesaria para entregárselo al Santander por un euro.

Y si el accionista, o el bonista, reclama le digo que su banco ya no existe, sus acciones tampoco y usted se fastidia porque resulta que su inversión valía cero. Y todo esto es correcto salvo por esto último: su inversión no valía cero. El abogado general se remonta al caso Lehman, donde los accionistas lo perdieron todo. Claro, pero es que Lehman era un banco que financiaba con renta fija el 25% de crédito USA a grandes empresas. Y resulta que no tenía para pagar a sus bonistas. Entonces, claro que es lógico que los accionistas pierdan su dinero, porque su acción no valía nada. El problema con el Popular es que podía hacer frente perfectísimamente a sus pagos... y así lo certifican los peritos del Banco de España: el Popular era solvente y viable. Claro que los accionistas y bonistas deben perder su dinero cuando el banco es insolvente, pero no cuando no lo es y una intervención sirve para que Europa realice una prueba de resolución bancaria tan chapucera e injusta... que en cuatro años y medio no ha logrado ensayar de nuevo. Es que, por lo general, los gobiernos europeos no suelen ser tan lelos como el de Mariano Rajoy. ¿O era algo más que lelo? ¿Quién nombró a Saracho y para qué?

Seguimos sin saber quién colocó a Emilio Saracho en el Popular y para qué. Desde el minuto uno pensó en vender y al final colaboró en la intervención

Ahora bien, la argumentación del abogado general, cuya tesis aún debe ser ratificada por el Tribunal, aunque generalmente las ratifica, puede otorgar toda la arbitrariedad que se desee pero lo cierto es que la pregunta es la precitada: ¿realmente el Popular tenía que ser intervenido? Pues no, porque era solvente y viable: lo dicen los peritos del Banco de España. Y si era solvente no constituía ningún atentado contra el interés general. En cualquier caso, cuando se expropia, hay que indemnizar, preferentemente según un justiprecio que debe fijar un tercero con las debidas garantías.

Ahora, del qué pasemos al cómo: el Popular fue el primer banco que pasó de estar normal a estar quebrado... en una noche. Del nivel 3 al 5, según el baremo del propio BCE. El nivel 3 refleja normalidad, el 5 inviabilidad. Si el banco no pudiera pagar a sus depositantes o tuviera un agujero insalvable -esto más que aquello- la liquidación de la JUR de Elke König resultaría aceptable. El problema, insisto, es que el Popular no estaba en esa situación. Insisto no lo digo yo, lo dicen los peritos del Banco de España. Entonces, ¿por qué se intervino?

Con el caso Banco Popular lo que está más en juego en Europa es la justicia frente a la arbitrariedad

Por cierto, el exonerado Santander juega a dos barajas: frente a los accionistas que le reclaman dinero asegura que el Popular era rentable y solvente mientras que cuando demanda los derechos económicos a los directivos es porque los directivos, alega el Santander en los juicios, eran culpables de la inviabilidad del banco: ¿En qué quedamos? En cualquier caso, el ganador de la pre-sentencia que nos ocupa, es el Banco Santander.

Y a todo esto seguimos sin saber para quién trabajaba Saracho. Para qué ya lo sabemos: para su propio beneficio: se llevó cinco millones de euros por seis meses de no-trabajo.

En el caso Popular es mucho lo que está en juego. Por ejemplo, está en juego el sistema de liquidación bancaria europea y algo incluso más importante: el papel de España en Europa. Por ahora, nuestro país es el tonto al que toman el pelo en Europa. Y, a la postre, lo que está más en juego en Europa es la justicia frente a la arbitrariedad.