El Gobierno teme los informes agosteños del Banco de España (BdE) y el gobernador, Pablo Hernández de Cos, se ha especializado en airear los problemas justamente en agosto, aunque sin proponer soluciones porque eso corresponde a los políticos.

En el último informe, que merece ser leído con atención, el BdE advierte de una nueva vía de agua, menos impactante pero más importante que la de la necesidad de financiación pero más peligrosa, porque denuncia el primer problema social y económico de España: el envejecimiento de la población, con su correspondiente gasto en pensiones disparado y el correspondiente estancamiento de la productividad.

Es más, el Banco de España va más allá: denuncia que la actividad económica en España no deja de menguar debido al envejecimiento de la población y a una pertinaz era de prejubilaciones que nos lleva a la a casa de empeños. 

Cos habla cuando aún no se ha formado gobierno ni se sabe quién lo va a formar. Y habla mucho. Por una parte, recuerda que la necesidad de financiación de la economía española está disparada y que el derroche gubernamental se va a notar a partir de ahora de forma dramática.

Ahora bien, las conclusiones de este estudio son obvias aunque el Banco de España no puede indicar soluciones porque estaría entrando en el predio político. Como le dijo Cos a los miembros de la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados: “Yo no soy quien debe proponer medidas, ese es su trabajo”. 

Pues bien, las conclusiones obvias que se extraen del informe que el BdE presentó el jueves 31 de agosto es que se impone retrasar la edad de jubilación y se impone fomentar la natalidad con medidas más efectivas que las actuales. De otra forma, el envejecimiento de la población continuará. Y el fomento de la natalidad exige pagar un salario a la madre por cada hijo que crie. Y si no, pues seguiremos sin hijos, envejeciendo la población y, con ello, arruinándonos.

Palabra de Hernández de Cos.