Ahora Alemania sí quiere a España y también a Portugal, cuando hace unos años desde la UE defendía que no se fuera tan flexible en cuestiones de déficit público y se hicieran ajustes. El “amigo Olaf” Scholz, como le llamó Pedro Sánchez en su visita a España a principios de año, ha defendido la construcción de un gasoducto que lleve gas al centro de Europa ante el contexto de crisis energética que vivimos, pero olvida que el proceso es caro y no se hace de un día para otro.

El canciller alemán considera que si se hubiesen reforzado antes las conexiones con la Península Ibérica habría sido “una contribución masiva para aliviar y aligerar la situación” del suministro de gas ruso. Sin embargo, olvida que dichas conexiones no son las únicas culpables de la crisis energética que, en especial, atraviesa Alemania: no tiene ninguna regasificadora, mientras España posee seis; está impulsando mucho el carbón (que emite mucho CO2); y ya sólo cuenta con tres nucleares que preveía cerrar a finales de este año, pero ahora Scholz cree que “puede tener sentido” retrasar el apagón nuclear… y no se puede olvidar que llegó a poseer 17 pero a Angela Merkel le dio por la histeria verde impulsando sólo molinos de viento y placas solares, y se han convertido 14 en centrales de gas...

El Midcat lleva años parado por sus elevados costes y el bajo precio que tenía el gas ruso y faltan por construir 226 kilómetros: Ribera ha pedido que la UE sufrague la gran inversión, pero los trabajos en la parte española podrían estar terminados en ocho o nueve años

Scholz ha defendido que tratará el proyecto del gasoducto con otros líderes de España, Portugal y Francia; así como con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Desde nuestro país, la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, ha valorado de forma positiva la propuesta y ha señalado que una mayor implicación de la Comisión Europea y el Consejo Europeo ayudará a agilizar las inversiones y a cumplir con los objetivos de interconexión (del 10% en 2020, que se incumplió, y del 15% para 2030), que actualmente es del 3%… y por eso se permitió que España y Portugal pudieran poner en marcha el tope ibérico al precio del gas en la generación de electricidad -el cual está siendo un fracaso-.

En una entrevista en TVE, Ribera ha referido que la instalación de un compresor adicional en las interconexiones con Francia podría aumentar la capacidad de exportar gas desde España entre un 20% y un 30%. Este gas, que tanto reclaman Scholz y Josep Borrell mientras Sánchez ha abofeteado a los argelinos, llega en gran medida de EEUU en forma de gas natural licuado (que cuesta más del doble que el gas argentino que llega por el gasoducto Medgaz). Asimismo, Ribera cree que la puesta en marcha de la planta de El Musel como planta logística también contribuirá al envío de metaneros a partir del próximo diciembre. 

Enagás, gestora del sistema gasista español y transportista de gas, en su nuevo plan estratégico contempla tres nuevas interconexiones en Europa: una tercera con Portugal, una tercera con Francia (el famoso Midcat) y un gasoducto submarino con Italia. El Midcat lleva años parado por sus elevados costes y el bajo precio que tenía el gas ruso y faltan por construir 226 kilómetros: Ribera ha pedido que la UE sufrague la inversión, que será “muy importante”, pero ojo, porque los trabajos en la parte española podrían estar terminados en ocho o nueve meses. Parece que esto no solucionará la actual crisis energética ni los problemas de Alemania, “amigo Olaf”. Eso sí, el proyecto alemán del gasoducto ha recibido también el aplauso del PP: su vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local, Pedro Rollán, considera que esta infraestructura es “absolutamente necesaria” y celebra su reimpulso “aunque tarde”, porque Sánchez la ha dejado en “segundo plano”.