Parece que Abanca quiere reinventar la banca industrial... si el BCE no se lo impide. Ahora reforzará el capital de Nueva Pescanova con otros 70 millones de euros, una inyección que deberá ser aprobada por la junta general de socios que se celebrará el próximo día 16. Todo un regalo de Reyes Magos, que llegará algunos días después de esta festividad.

La entidad que preside el venezolano Juan Carlos Escotet controla el 97,8% del capital de la pesquera y la inyección no supondrá ninguna alteración del accionariado. En este, como saben, también está presente, entre otros, la antigua corporación -Pescanova SA, más conocida como la vieja Pescanova, y que es dueña del 0,34%-. Los 70 millones que inyectará Abanca supondrán un “sólido refuerzo de los fondos propios” de la pesquera, con el fin de “robustecer la ejecución del Plan Estratégico 2023-2025”. 

Aún pesa la deuda, que es elevada (unos 450 millones), y por miedo a esta y por la presión del BCE, Abanca busca socio mayoritario para la pesquera que emplea a casi 12.000 personas, vende sus productos en 80 países y es uno de los principales productores mundiales de langostino

El Consejo de Administración de la pesquera ha dado a conocer dicha inyección de capital al convocar la junta general de socios. Recuerden que este órgano lo preside José María Benavent, al igual que la pesquera, y que fue designado por Abanca, que también tiene a otros dos representantes: Javier Carral y Marco Nieto. Completan el Consejo de Administración, otros dos miembros: el histórico José Fafián, que se incorporó a Pescanova en 1972; e Ignacio González Hernández, que ha trabajado en la antigua cadena de distribución Continente (que desapareció con la fusión de Promodès y Carrefour, pasando a tomar el nombre de esta última) y en Campofrío, y desde febrero de 2016 ocupa el cargo de CEO de Nueva Pescanova, al que sumó el de presidente de la gran asociación de fabricantes y distribuidores (AECOC) en junio de 2021. 

Recuerden que Nueva Pescanova ha mejorado sus resultados en los últimos años, gracias en parte a la buena gestión de González Hernández: en su último ejercicio fiscal (abril de 2021 a marzo de 2022) dejó atrás las pérdidas, logrando un resultado neto positivo de 7 millones de euros; duplicó el resultado bruto de explotación (Ebitda) hasta 80 millones; y elevó su facturación un 21,4%, a 1.087 millones, sobre todo por el repunte de las ventas de langostino, pese a los mayores costes. Eso sí, aún pesa la deuda, que es elevada (unos 450 millones), y por miedo a esta y por la presión del BCE, Abanca busca socio mayoritario para la pesquera, que tiene sede en Chapela (parroquia del municipio pontevedrés de Redondela), emplea a casi 12.000 personas en 18 países y vende sus productos en 80 países, siendo uno de los principales productores mundiales de langostino. En paralelo, Abanca no se olvida del negocio bancario: Escotet aprovecha las reticencias del Banco de España a entidades chinas y árabes, y negocia la compra de Targobank