El caso Popular ha dado un vuelco radical este miércoles, tras conocerse el informe encargado por la Audiencia Nacional, y al que ha tenido acceso Hispanidad, a los peritos del Banco de España. El informe no deja lugar a dudas: el banco era solvente y viable hasta el mismo día de su resolución.

Y los números que lo corroboran: según los peritos, el día que fue resuelto por la Junta Única de Resolución (JUR), el Popular poseía un patrimonio de 11.088 millones de euros y valía 1.300 millones de euros en bolsa. Sin embargo, la JUR lo vendió por un euro al Santander.

Es cierto que el banco perdió depósitos entre abril y junio por 16.000 millones de euros, pero ello se debió, en parte, y según los peritos, a informaciones publicadas en algunos medios de comunicación que no se ajustaban a la realidad del banco.

Una cosa estaba clara: no se debía plantear a la Junta la posibilidad de una nueva ampliación de capital

El informe se muestra especialmente duro con la gestión de Emilio Saracho, negligente a la hora de vender activos. Y es que, según los inspectores del BdE, el banco se habría salvado si se hubiesen vendido activos. Precisamente, ese fue el principal objetivo de Ángel Ron con el proyecto Sunrise, que nunca se llegó a ejecutar, entre otras razones, por las trabas del Ministerio de Economía. Con la llegada de Saracho, la venta de activos se paralizó. Fue el Santander el que, apenas dos meses después de quedarse con el banco, vendió a Blackstone el 51% del negocio inmobiliario del Popular, en la que ha sido la mayor operación inmobiliaria de la historia de España.

El informe también arremete contra el Consejo celebrado de 2017, en el que se decide ir a la Junta de Accionistas con la propuesta de venta o fusión. Una cosa estaba clara: no se debía plantear a la Junta la posibilidad de una nueva ampliación de capital. Pero eso fue, miren por dónde, lo que hizo Saracho durante su intervención, provocando otro derrumbe de la acción.