Segunda jornada Price, en la audiencia nacional. El juez Manuel García-Castellón cita, por segunda día consecutivo, a Pricewaterhousecoopers (PwC), la auditoría, encargada por el bufete Garrigues. El juez reclama a PwC el informe, esto el lunes, y se lo niega. El juez se cabrea. El martes Price manda a un sustituto… que también le niega el informe. Entonces no se pudo ver, pero sí imaginar, a Manuel García-Castellón subirse por las pareedes y despotricar en arameo, con una amenaza de sanción a Price y con alusiones, esta vez no en público, a un banco que otra vez pretendía tomarle el pelo.

Para entendernos, la relación entre el BBVA actual, regido por Carlos Torres Vila, y la Audiencia Nacional ha sido siempre difícil. Primero no colaboró, con el juez, segundo le llenó de información banal, hasta conseguir que el juez se enfadara: recuerden que estamos en instrucción y que Castellón bien podría imputar a la persona jurídica BBVA y con él, detrás, iría su presidente y probablemente todos sus consejeros.

Hasta hace un mes en la sede central de BBVA temblaban con la posibilidad de un presidente imputado, con todo lo que ello supondría para la reputación del banco.

Además, Villarejo trabajó años para el BBVA con Ángel Cano, imputado, como CEO. Pero cuando en 2015 Carlos Torres accede al cargo de CEO, Villarejo sigue trabajando para el banco, al menos otro año más. Eso por no hablar de que el bueno de FG sigue destacando que los CEOS lo sabían todo y que todo el marrón no se lo va a comer él.

Por tanto, en teoría, si el BBVA resulta imputado, y lo ha sido, Carlos Torres debería serlo también. El juez es consciente de que imputar al BBVA en todo su Consejo de Administración no sería lo mejor que le podría ocurrir al sector financiero español. Ahora bien, sorprende esta sutilísima táctica forense del presidente del BBVA, don Carlos Torres Vila: al parecer, consiste en encabronar al juez, retarle, vacilarle…. Hasta el minuto 89 de partido. Es tan sutilísima que algunos no llegamos a comprender la razón.

Y estamos ya en el enésimo encabronamiento. Esperemos que el agua no llegue al río porque el despacho Garrigues ya tiene instrucciones, primera hora de la tarde del martes 23, de ordenar a Price que entregue toda la documentación que desea el juez para evitar que la imputación de la persona jurídica BBVA  afecte a todo sus administradores y, con ello, a la de la persona, humana, de Carlos Torres Vila. Y ojo, porque de hecho, aunquen la norma es nueva y aún necesita jurisprudencia que la desarrolle, lo cierto es que la imputación de una persona jurídica y la exención de su presidente resulta, cuando menos, curioso. Pero esa curiosidad es la que pretendía el juez García-Castellón para no dañar a la entidad... siempre que Garrigues, es decir, el presidente del BBVA, no le toca las narices.

Y ojo, porque desde Iberdrola -¿por qué será?- observan la jugada con mucha atención. Eso sí, García-Castellón, a este paso, se queda sin vacaciones. De entrada, no termina la instrucción del sumario Villarejo-BBVA antes del verano para poder marcharse de vacaciones. Y eso también encabrona mucho.