Pedro Sánchez es un ejemplo señero de cómo fundir chulería y cobardía. Los equipos de propaganda de La Moncloa venden que Sánchez apoya al presidente autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó porque Sánchez, desde Davos -precisamente desde Davos-, habló con él y le prestó su apoyo. Eso sí, al mismo tiempo, Europa se desmarcaba de la línea americana, no sólo de la de Estados Unidos, que apoyaba a Gauidó como presidente legítimo de Venezuela frente al dictador Maduro. Apoyo, sí, que resulta gratis, reconocimiento como presidente legítimo, no.

Europa sólo le apoya pero no le reconoce. Y como la diplomacia española ha dejado de existir, fagocitada por los eurócratas de Bruselas, así como España corre a refugiarse, para no asumir riesgo, bajo las faldas de la Unión Europea, hasta en el caso de un país hispano, pues nos vemos obligados a jugar un vergonzoso paripé, el de la cobardía de Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero, que avergüenza, no ya a la derecha, sino al mismísimo correligionario socialista, Felipe González.

Ojo, la alternativa al comunista Nicolás Maduro no puede ser el masón Juan Guaidó: sólo de forma transitoria

Y mientras, otro ‘modesto’, el canciller español José Borrell, pierde los papeles ante los periodistas para no reconocer esa cobardía (hay que reconocer que Borrell es más listo que Sánchez como para engañarse a sí mismo) e intenta paliar su política pusilánime con un ataque grosero a los medios, a quienes explicó que acabaran pronto con sus preguntas porque tenía reuniones “importantes” en el Ministerio. Como si una comparecencia ante la prensa fuera una quisicosa.

¿Significa esto que la alternativa al comunista Nicolás Maduro deba ser el masón Juan Guaidó? No nos queda otra, pero sólo de forma transitoria, como mal menor. Es decir, de la forma que, según el propio Guaidó, pretende: un periodo interino, convocatoria de elecciones libres y un nuevo Gobierno que termine con el Régimen bolivariano. Es decir, Guaidó, en teoría, promete ser un presidente provisional.

Los obispos venezolanos sí se enfrentan a Nicolás Maduro y preconizan el cambio

Y los obispos venezolanos, que sí se enfrentan a Nicolás Maduro, no apoyan al masón Guaidó pero sí apoyan el fin del comunismo bolivariano, el fin de la dictadura chavista. En su comunicado –que merece la pena leer- exigen a Maduro que termine con la represión violentísima contra los manifestantes (por cierto, hambrientos) pero no apoyan explícitamente a Guaidó como presidente permanente. Legítimo sí, a fuerza de transitorio.

Es decir, los obispos venezolanos hacen lo que debería hacer España y no han hecho por la cobardía infinita de don Pedro Sánchez. En su primera oportunidad para defender una postura de estadista, Sánchez ha fracasado por falta de coraje que su prepotencia gestual apenas logra disimular.

Y ellos, los obispos venezolanos, sí que sufren las represalias de los comunistas bolivarianos. Ya saben: el modelo de los podemitas y de los socialistas tipo ZP.

Mientras, Sánchez, vergüenza de España, continúa casando chulería y cobardía, todo a un tiempo.