Casi 1.400 personas murieron en el seísmo y el tsunami ocurridos en el archipiélago indonesio de Célebes, según un nuevo balance, recoge France 24 de AFP.

Cerca de 200.000 personas necesitan ayuda humanitaria urgentemente, según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), incluyendo decenas de miles de niños. Se calcula que 66.000 viviendas fueron derruidas el viernes por el temblor de magnitud 7,5 y el tsunami destructor que engendró.

Desde entonces, los supervivientes luchan contra el hambre y la sed por la falta de agua potable y de alimentos, mientras que las autoridades están desbordadas por el gran número de heridos.

Todavía no se ha llegado a partes importantes de lo que podría ser la zona más afectada

"Aunque el gobierno y las organizaciones de emergencia trabajen sin descanso para aportar una ayuda vital, las necesidades siguen siendo inmensas", indicó el martes la OCHA en un comunicado. "Los equipos que trabajan en el lugar tienen un sentimiento de frustración", explicó el martes por la noche en Ginebra Jens Laerke, de la OCHA. "Todavía no se ha llegado a partes importantes de lo que podría ser la zona más afectada, pero los equipos se esfuerzan y hacen cuanto pueden".

"Aún hay cuerpos atrapados entre los escombros. No sabemos cuántos. Nuestra prioridad sigue siendo encontrar y salvar a la gente”, dijo Willem Rampangilei, director de la agencia indonesia de gestión de catástrofes naturales. Las autoridades esperan que el balance se agrave a medida que los rescatadores vayan accediendo a zonas de difícil acceso.

Las autoridades esperan que el balance se agrave a medida que los rescatadores vayan accediendo a zonas de difícil acceso

El Centro de coordinación de la ayuda humanitaria y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), con sede en Yakarta, advirtió de la urgente necesidad de bolsas para cadáveres. A causa del clima ecuatorial caliente y húmedo de Indonesia, los cuerpos se descomponen rápidamente, lo que puede ser causa de enfermedades.

En la ciudad de Palu, golpeada de lleno por el tsunami, la policía efectuó disparos de advertencia y lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la gente que saqueaba comercios.

El P. Paulus Laurentius Ploy, de los Misioneros del Sagrado Corazón, asegura que "la situación es muy difícil para la gente, tanto física como espiritualmente" y advierte que "la falta de servicios básicos está provocando un gran número de desplazados". "Movidos por la desesperación, los comercios están siendo asaltados por personas hambrientas. La falta de alimentos es el detonante de la actual situación de caos", recoge Infocatólica.