Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, no convocado todavía a las tres grandes eléctricas, Endesa, Iberdrola y Naturgy, para explicarles ninguno de los planes que tiene sobre la mesa, según fuentes consultadas por Hispanidad, que añaden la perplejidad en el sector -sinónimo de mosqueo- por el silencio administrativo cuando no es poco lo que está en juego.

El sector se queja, más en concreto, de que esos encuentros estaban previstos, desde la polémico anuncio del borrador de la futura ley de Cambio Climático y Transición Energética, pero no han tenido lugar, cuando la ministra se ha dedicado a largar en la opinión pública, encima, más de lo procedente o conveniente.

¿Globos sonda o, más grave, choque con la realidad? Entre esos extremos discurre la inquietud, según las mismas fuentes. Para más de un importante de las eléctricas españolas, la ministra está en un callejón porque no tiene ni idea de cómo hacer lo que quiere hacer.

Para los más críticos, Ribera está en un callejón: no sabe cómo hacer lo que quiere hacer

A esa percepción se une, más allá del sector energético, el mal momento de la ministra en el propio Gobierno, por sus andanadas contra los vehículos diésel, con el efecto de un parón en la industria del automóvil, o contra la tauromaquia y la caza, que obligó al ministro de Agricultura, Luis Planas, a rectificar a su colega porque son actividades “plenamente compatibles con la economía y el respeto al medio ambiente”.

La ministra energética se deja llevar por sus propias consignas, excesivamente ideológicas, que escapan a sus competencias, lo que ha provocado más de un revuelo también en el PSOE, atento al efecto que puede tener en clave electoral. Por los toros y la caza, en concreto, se le echaron encima los presidentes socialistas de Castilla La Mancha y Extremadura.

Ahora bien, esa cuestión tampoco ha pasado inadvertida en las eléctricas, que ven en ello un motivo más del quiero y no puedo de Ribera, aunque lo que está en juego, más que cuestiones para ellos menores, el futuro del modelo energético. “Podía dejarse de bobadas”, añaden por lo bajo, antes sus meteduras de pata.

La ministra está en horas bajas dentro del Gobierno y ha provocado más de un revuelo en el propio PSOE

Cierto es, en cualquier caso, que Ribera no desaprovecha la mínima para dejar claro cómo piensa, aunque salga perdiendo, como en la cumbre de cambio climático en Katowice (Polonia), mientras no avanza al ritmo prometido en las dos grandes cuestiones que le ocupan, la nueva Ley de Cambio Climático y la entrega a Bruselas del Plan Nacional de Energía y Clima.

Ha sido hasta ahora su excusa perfecta para no entrar en detalle, cuando está en juego, por ejemplo, el futuro de la energía nuclear -Ribera la necesita pero no quiere que se sepa-, que ha provocado un cisma total entre Iberdrola y Endesa, visualizado en la centra extremeña de Almaraz.

Pero es que, además, la ministra está chocando también con otros departamentos por el calado de las medidas que pretende y sus planes a 20 o 30 años, lo que exige mucha más negociación y medición de los efectos que una tramitación por vía de urgencia, grave, para la eléctricas, por el ninguneo que implica.