El Consejo de Administración de Telefónica celebrado este miércoles -el último del año- ha aprobado cambios importantes. Javier Echenique Landiríbar, el consejero por antonomasia, pasa a ocupar una de las tres vicepresidencias del consejo, además de asumir la Presidencia de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones y Buen Gobierno, y el ‘cargo’ de Consejero Independiente Coordinador.

Echenique ha estado y está en todo. Además de en Telefónica, Echenique es vicepresidente de Banco Sabadell, consejero de ACS y consejero de Ence. Navarro, nacido en Isaba hace 68 años y miembro del PNV, Echenique fue presidente del Banco Guipuzcoano y uno de los damnificados de Francisco González (FG) en el BBV, donde fue director general. Cuando José Ignacio Goirigolzarri se hizo cargo de Hispanoamérica, él asumió el negocio minorista, pero, al final, FG eligió a Goiri y Echenique salió del banco.

José María Álvarez Pallete ha despolitizado Telefónica, aunque no completamente

Echenique sube y Javier de Paz baja. En otras palabras, José María Álvarez Pallete ha despolitizado Telefónica, aunque no completamente. De Paz, que ya no podía renovar como independiente, pasa a la categoría de ‘otro externo’, deja la Presidencia de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones -seguirá como vocal- y abandona el cargo de Consejero Independiente Coordinador. Todo lo asume Echenique. Además, De Paz sale de la Comisión de Auditoría y Control, que es la más importante junto a la de Nombramientos y Retribuciones.

Más cambios: salen Wang Xiaochu y el brasileño Luis Fernando Furlán, y entrar en su lugar dos mujeres: Claudia Sender Ramírez y Verónica Pascual Boé. Con ellas, las mujeres son el 30% del Consejo. Un consejo en el que están representantes de los cuatro mercados clave de la compañía: España, Brasil, Reino Unido y Alemania. Eso sí, queda infrarrepresentada Hispanoamérica.

Otro de los protagonistas es Peter Löscher, que aumenta su poder al ser nombrado presidente de la Comisión de Auditoría y Control, en sustitución de Echenique. Löscher fue el responsable de la gran transformación de Siemens tras los escándalos de sobornos que sacudieron a la compañía alemana durante los primeros años del presente siglo.