La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, envió el pasado 20 de enero un cable diplomático a todas las embajadas y consulados con un protocolo sobre atención a personas transexuales e intersexuales, en el que se pide a los diplomáticos españoles que eviten "preguntas no esenciales" que puedan causar "incomodidad" a estas personas. Si quieren ustedes saber qué es un intersexual, deberemos remitirle al Ministerio de igualdad.

Este documento, al que ha tenido acceso Vozpópuli, recibió aportaciones de ExteriorEsDiverso - una plataforma de trabajadores de Exteriores que defiende los derechos del colectivo LGTBI- y contó con el "visto bueno" del Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero.

Según Vozpopuli, los funcionarios españoles deberán preguntar incialmente a la persona cómo quiere que se le llame, en el caso de que el nombre presentado no coincida con el de su documento de identidad. Y, sobre todo, se pide evitar preguntas del tipo "¿se ha usted operado?", "¿cómo sabe que no se va a arrepentir?", "¿ha sido doloroso?", "¿cómo supo que no se identifica con el género que figura en sus documentos?".

En cuanto a los españoles trans e intersexuales que sean objeto de persecución y no puedan hacer frente a un vuelo de regreso a España, Exteriores autoriza a que se beneficien de una ayuda, "total o parcial", para la repatriación voluntaria y que los afectados reciban "ayudas individuales extraordinarias" al encontrarse en una situación de "especial vulnerabilidad".

Igualmente, se podrá expedir pasaportes provisionales y salvoconductos a ciudadanos extranjeros de los colectivos trans e intersexual "cuya protección internacional haya sido asumida por España" y su integridad física corra peligro.