Aprovechar la fiesta de Santiago Apóstol para hacer balance económico no parece muy propio. ¿O sí?

A España hay que decirle lo mismo que San Juan Pablo II le espetó a Europa, precisamente en Santiago de Compostela, en 1982: Europa sé tu misma, recupera tus raíces cristianas. Empieza de nuevo.

Dudo que la actual generación de mando sepa sacarnos del coronavirus. No sabe

Y es que no parece que nos hayamos dado cuenta de que el coronavirus exige, no sólo una gobernanza nueva, sino un gobierno nuevo. No nos vale ni la clase política, ni la casta empresarial ni mucho menos la élite informativa y cultural que nos ha regido desde que comenzó el siglo. Sencillamente no saben a qué atenerse y pretenden solucionar el problema nuevo del postcoronavirus -o del coronavirus permanente-, que no sabemos, con recetas de antes del Covid-19.

Por ejemplo España no va a aguantar más mentiras. Mientras el Gobierno canta las excelencias de la recuperación, miente sobre los ERTE que no se pagan, miente sobre un dinero europeo que va a solucionar algo pero no todo, miente sobre el mantenimiento, incluso engordamiento, de un Estado que de nada sirve. No hay que reducir el salario de los funcionarios -de políticos, no digamos- sino el conjunto de todos y cada uno de los funcionarios.

Mienten cuando afirman que van a poder pagar las pensiones, mienten cuando niegan que exista otro camino, un mundo de pequeños propietarios que sustituya al actual mundo de proletarios.  

A los españoles de hoy les falta vitalidad y reciedumbre y les sobra melancolía y narcisismo

El tejido industrial se jibariza, como todo el país, mientras acudimos presurosos a la tontuna de salvar el planeta, es decir, el medio ambiente, que nos va a llevar a la ruina. Y nadie se atreve a gritar que el emperador va desnudo.

Necesitamos más hijos pero preferimos no volcarnos en ellos sino en trabajos mal pagados y que no nos ‘realizan’ en absoluto. La España envejecida no es un problema: es el resumen de todos los problemas. Porque al español de hoy le falta vitalidad y reciedumbre y le sobra melancolía y narcisismo.

Corremos el riesgo de pasar de una economía anestesiada a una economía zombi

Toda la economía española está anestesiada por unos fondos públicos que no dan más de sí mientras Yolanda Díaz asegura que se pueden prolongar los ERTE indefinidamente. Incluso aunque se pudiera, ¿acaso no sabe que el enfermo no puede estar anestesiado permanentemente o se convierte en zombi? Algún día habrá que despertarle y entonces le va a doler.

Mientras, ¡qué viva el Apóstol Santiago! ¡España recupera tus raíces que son raíces cristianas!