Renfe ha entrado en la campaña electoral madrileña del 4-M y se ha lavado las manos respecto al cartel de Vox, donde se compara el dinero que un MENA (4.700 euros al mes) con el de una anciana (426 euros de pensión al mes). Y por supuesto, lo ha hecho siendo políticamente correcto, como era de esperarse, en un comunicado, donde “rechaza toda manifestación contraria a los valores constitucionales, la integración social, y cualquier tipo de mensajes que alienten el odio al diferente”.

El cartel de la discordia

El operador ferroviario público que preside Isaías Táboas ha señalado que “defiende siempre la convivencia democrática” y que la gestión de los espacios publicitarios de las estaciones de Cercanías está adjudicada, desde febrero de 2015, a Exterior Plus. Esta empresa privada “gestiona y administra íntegramente los contenidos publicitarios de sus clientes, por lo que Renfe es ajena a la contratación de la mencionada campaña por parte de Vox”. Eso sí, destaca que “tiene capacidad de veto en el caso de campañas que tengan como contenido actividades explícitamente prohibidas por Ley o nocivas para la salud y reconocidas como tales por las autoridades, como pueden ser la promoción del tabaco, el alcohol o el juego”.

Renfe añade que pedirá la inmediata retirada de la campaña del partido que preside Santiago Abascal “si alguno de los organismos competentes, como la Junta Electoral correspondiente o la autoridad judicial competente, determinan que la campaña es contraria a derecho o incurre en delito”. Por ahora, esto no ha ocurrido, aunque el PSOE ya lo ha solicitado ante la Junta Electoral Provincial de Madrid y el Gobierno ha denunciado el polémico cartel ante la Fiscalía.