Cani Fernández, nueva presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El único problema para su nombramiento no es el que desveló El Economista sobre su esposo, Jorge Padilla, directivo de Compass Lexecon, una de las mayores consultoras de empresas en materia de monopolio. No, el mayor problema para que Fernández dirija la CNMC es ella misma y su currículo.

A ver, ha pasado de un despacho de abogados (Cuatrecasas) donde actuaba como defensora de las empresas contra las normas antimonopolio a liderar el regulador que tendrá que pararle los pies a las empresas y bufetes en defensa de la libre competencia.

Y pasa, también, de la Presidencia del Gobierno a presidenta de la CNMC; siendo este organismo regulador quien se la tiene que tener tiesas -o debería- con el Gobierno en todas sus normativas sobre sectores clave. Por ejemplo, energía y telecomunicaciones.

Por eso, oficiosamente se reconoce que el primer candidato de Economía era Mariano Bacigalupo, pero que no podía serlo por ser el esposo de Teresa Ribera, la vicepresidenta ecológica del Gobierno.

Pues lo de Cani es peor que lo de Bacigalupo. El problema no es su pareja, es ella misma.

Ha sido el CEO de Mediaset quien aconsejó a Redondo que prescindiera de ella en Moncloa para llevarla a la CNMC

Encima, Cani Fernández llega sin consenso con el PP. El sanchismo ha vuelto a hacer lo que mejor sabe hacer: la impunidad. No ha pactado con el PP el que sin duda es el organismo regulador más importante de todos, más que el Banco de España o que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Ha nombrado al presidente, al vicepresidente, Ángel Torres, y a la mayoría de los consejeros remozados. Al PP ni agua.

Y la guinda de la tarta. Si por algo se le conoce a Cani Fernández es por su tarea en pro del duopolio televisivo: Telecinco-Cuatro y Antena 3-La Sexta. No sólo trabajó para los primeros sino que, además, Paolo Vasile, uno de nuestros peores ciudadanos, es, desde entonces, su mentor oficial y quien más ha insistido ante Iván Redondo, jefe del Gabinete presidencial, para que la colocara en la Presidencia de la CNMV.

O sea, que doña Cani no puede ser más independiente. A partir de ahora quien realmente mandará en la CNMC es Paolo Vasile, el inventor de Sálvame, que todos sabemos, odia el monopolio y ama la libre concurrencia.

Por cierto, menos mal que su antecesor, José María Marín Quemada, le ha dejado cerrado el caso del Duopolio. Con cierta blandenguería, todo hay que decirlo, pero, al menos, no ha sido un caso para Cani: a lo mejor hubiera decidido que todos los competidores pagaran al Duopolio por llevarse el 57% de la audiencia y el 85% de la publicidad. En el caso de Paolo Vasile, inventor de la telebasura, llevárselo crudo a Italia.

Un gran nombramiento de Pedro Sánchez. Muy democrático.