El mundo del trabajo va a cambiar. Unos empleados van a desaparecer y otros se van a crear o a transformar. Era la idea más clara que lanzó Antonio Garamendi, presidente de Cepyme, vicepresidente de la patronal CEOE, casi seguro sucesor de Juan Rosell en la Presidencia de la patronal… todo ello en el Curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP).

Eso sí, la orientación no es buena, por ejemplo, cuando Garamendi entiende que hombre es ‘homo faber’ y además, para explicarnos que los cambios son buenísimos afirma que cuando él era un estudiante había tres alumnos de letras por cada uno de ciencias y que ahora la proporción es al revés. O cuando asegura que los arquitectos sobran y faltan ingenieros. Mucho me temo que tan bucólico paisanaje sólo significa una cosa: que cada día somos menos humanistas, ergo más ignorantes.

Cada día somos menos humanistas, ergo más ignorantes

Vamos con el acuerdo social, la negociación  entre empresarios y sindicatos, acuerdo que se podría anunciar en breve plazo, tras las baladronadas de CCOO y UGT y los engaños de CEOE:

Sí, habrá acuerdos sobre los 1.000 euros de salario mínimo pero con trampa: se alcanzará en tres años, para el 2020. Y CCOO y UGT hacen más hincapié en volver a los convenios sectoriales. La verdad es que nunca se han ido pero lo que hará CEOE será decirles a las centrales que están dispuestos a arbitrar soluciones pactada para cuando un empresario se haya aprovechado de la falta de acuerdo sectorial.

Ahora bien, lo que no aceptará la CEOE es volver a la renovación automática de convenios, a la ultra-actividad.

Habrá acuerdos sobre los 1.000 euros de salario mínimo que se alcanzará en 2020

En resumen: CCOO y UGT mantendrán su representatividad institucional y su poder como interlocutores únicos del Ejecutivo y con la CEOE, pero los en verdad beneficiados serán sus cuadros sindicales, no los trabajadores.

Y otro beneficiado sería Pedro Sánchez, quien suspira por un acuerdo.

Por cierto, Garamendi defendió, por si no había quedado claro, la reforma de Fátima Báñez, del PP, bestia negra del PSOE… que bien puede dejar de serlo porque Sánchez pretende que este Gobierno dure. De echo no pretende otra cosa.

Pero para que quede claro: la CEOE, con Garamendi como hombre clave, defiende la Reforma laboral del PP, la de Fátima Báñez. Esa era su reforma. Y el propio Garamendi defiende la postura de Juan Rosell, presidente de la CEOE hasta septiembre… porque ni el propio candidato quiere adelantar las elecciones en la patronal.