El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido el viernes por el Gobierno a Bruselas (vean el documento adjunto) incluye la vuelta a los peajes, pero no sólo en las autopistas que ya lo tuvieron, sino incluso en las autovías. “Es preciso desarrollar un sistema de pago por uso de la red de vías de alta capacidad que permita cubrir los costes de mantenimiento e integrar las externalidades negativas del transporte por carretera como sucede en el resto de infraestructuras”, señala el Gobierno en la página 127 del documento.

En otras palabras, tras eliminar los peajes -no prorrogar las concesiones-, Europa le exige al Gobierno Sánchez que restaure el modelo anterior para garantizar la conservación de las carreteras, una conservación que acumula un déficit de 8.000 millones de euros. A Bruselas le importan un bledo las autopistas españolas, lo que no quiere es tener que pagar el déficit que acumulan.

Es otro fiasco demagógico de Pedro Sánchez y del ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. José Luis ‘Torrente’ Ábalos tomó posesión de su despacho con la idea de no prorrogar las concesiones de las autopistas de peaje. Así, bajo el lema ‘to pal pueblo’, Ábalos comenzó con el tramo Armiñón-Burgos, de la AP-1, al que siguieron otros en la AP-7, la AP-4…

El Ejecutivo es consciente de que devolver los peajes a las autopistas que lo tuvieron no es complicado. Lo difícil es introducir el pago por uso en las autovías. Por eso, se da tres años, hasta 2024, para concienciar a la población de que es el mejor sistema para garantizar la calidad de las infraestructuras.

El pago por uso es, efectivamente, el modelo más justo y eficaz. El problema surge cuando se aplica por igual al que viaja por placer o el que lo hacer por trabajo o necesidad. Además, puede ser muy difícil de aplicar en las autovías de entrada a las grandes ciudades como Madrid.

De momento, la exigencia de Bruselas supone un rapapolvo a ‘Torrente’ Ábalos, que tendrá que rectificar aunque lo venda como una medida progresista.