La política económica del Gobierno se traduce en más impuestos, más gastos y más déficit, pero los detalles se van conociendo con cuentagotas y, cómo no, con alguna que otra rectificación. La titular de Economía, Nadia Calviño, ha señalado el futuro del impuesto sobre transacciones financieras, el cual gravará la compraventa de acciones.

En concreto, en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, Calviño ha desvelado que están “trabajando sobre la base del modelo francés” en este nuevo tributo. Después de la reunión que mantuvo en París con el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, la semana pasada: “la experiencia ha sido positiva en recaudación y no ha habido deslocalización de empresas”.

Francia grava el 0,3% del valor de las compraventas de acciones de empresas francesas con capitalización superior a los 1.000 millones 

El impuesto a las transacciones financieras del país vecino grava el 0,3% del valor de todas las compraventas de acciones de empresas francesas cotizadas que tengan una capitalización superior a los 1.000 millones de euros. El pasado jueves, en una entrevista con RNE, Calviño rechazó que dicho impuesto vaya a suponer pérdida de inversiones en el país, pues en Francia no ha tenido un resultado negativo.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce porque el impuesto a las transacciones financieras francés no ha cumplido ninguno de los objetivos previstos, según el Tribunal de Cuentas del país vecino, como informa La Vanguardia. En 2017, la recaudación de dicha tasa fue de 1.450 millones, dinero que no procede de bancos que provocaron la crisis, sino de prestadores de servicios de inversión (gestoras propiedad de bancos o independientes). Tampoco se ha reducido la especulación financiera, pues las operaciones con derivados están exentas del gravamen (a pesar de su potencial recaudatorio) y ha descendido el volumen de transacciones en la bolsa gala (-10%).

El Tribunal de Cuentas galo señala que dicho impuesto no ha cumplido ninguno de los objetivos previstos

Eso sí, conviene no olvidar que el impuesto a las transacciones financieras que prepara España es lo que queda del ambicioso plan de Pedro Sánchez, que llegó a plantearse un impuesto a la banca. Pero tras las críticas del sector, ha tenido que conformarse con el de las transacciones, mal que le pese a Podemos.