El enésimo escándalo del Gobierno Sánchez, el de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, no surgió de un gran grupo mediático (Prisa, Planeta, Vocento o Unedisa) sino de una confidencial de internet que se había creado días atrás: Moncloa.com.

Lo del astronauta Pedro Duque salió de OK Diario, otro ejemplo de prensa independiente, no adscrita al oligopolio mediático.

Entonces, a esa lumbrera que es la vicepresidenta feminista del Gobierno Sánchez, a doña Carmen Calvo, se le ocurrió hablar de una ley mordaza porque la “libertad de expresión no lo resiste todo”. Alguien debió advertirle de que la censura no está bien vista ni en los gobiernos progresistas, al menos en teoría.

La campaña consiste, principalmente, en que los anunciantes asfixien económicamente a los ‘confidenciales’

Y entonces es cuando el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, padre del pensamiento progresista, y el jefe de Gabinete de Sánchez, el versátil Iván Redondo (tan útil como asesor del PP como del PSOE, un verdadero profesional), se les ocurre la vuelta al modelo de otro Miguel, don Miguel Barroso (en la imagen), el que fuera secretario de Estado de Comunicación con Zapatero: nada de leyes mordazas: lo que hay que hacer volver al oligopolio mediático de los grandes grupos multimedia y a los independientes de Internet… asfixiarlos económicamente.

La tarea de Miguel Barroso consistió en hablar con los grandes anunciantes y decirles que retiraran todos sus patrocinios de la nueva prensa independiente. La inversión publicitaria exclusivamente para El País, ABC, El Mundo, la Razón, La Vanguardia… es decir, para la prensa vegetal, que se muere, pero también para que también son propietarios de emisoras de radio y canales de TV, es decir, de los servicios concesionales del Gobierno.

Porque claro, eso de que “la estabilidad política” esté en manos de OK Diario, Diario.es (bueno, este es de los suyos) o Monclao.com, no puede ser. Son capaces de decir cualquier cosa, incluso de contar lo que ocurre en las ‘cloacas del Estado’, que no son sino las cloacas del Gobierno de turno aunque sea de forma interina.  

En Internet es donde confluyen la libertad de expresión y la libertad de prensa

Carmen Calvo dice luchar contra las ‘fake news’, pero todos sabemos que esa lucha contra las noticias falsas no es más que un intento de censurar las noticias verdaderas: ¿O acaso es falso que Dolores Delgado largó como una verdulera ante el Comisario Villarejo? No se trata de noticias falsas, sino de noticias ciertas que no gustan. La falsedad puede estar en la interpretación, pero, ¿no quedamos en que la interpretación es libre?

Ni que decir tiene que el modelo Barroso agrada muchísimo al oligopolio mediático (en TV, Duopolio de Tele 5 y Atresmedia) que no han sabido adaptarse a Internet.

Pero olvidan Pedro Sánchez y Carmen Calvo que en Internet es donde confluyen la libertad de expresión y la libertad de prensa. En otras palabras, la fuerza de los criticados confis es la propia Internet, donde las redes sociales sirven de altavoz popular de unas redacciones diminutas. Un bloguero de Villanueva de La Sirena, si tiene información cierta, puede tumbar al Gobierno más poderoso del mundo, porque en segundos su información corre por todo el planeta.

Pero el modelo Barroso es más puñetero: hasta el bloguero tiene que comer. Y la prensa independiente, como la del oligopolio, vive de la publicidad.