Con esa demagogia de cura rebotado que le caracteriza, el candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, le reprochaba a la popular Isabel Díaz Ayuso que se burlara de las colas del hambre, La verdad es que don Ángel no ha visto una cola del hambre salvo en campaña electoral y por razón de agenda, pero vayamos al fondo de la cuestión: Ayuso tiene toda la razón: vivimos en la España subvencionada, y eso no tiene futuro alguno. Es más, lo que tiene futuro es reindustrializar el país. El español íntegro no quiere que le ofrezcan limosnas sino un trabajo digno con el que ganarse la vida, el pan con el sudor de su frente.

PSOE y Podemos hablan de “criminalización de la pobreza” por parte de la derecha pero eso es una excusa para buscar el voto cautivo, una legión de mendigos que me van a apoyar porque saben que de mi permanencia en el poder depende el subsidio con el que malvivo sin trabajar.

Al parecer, interesa más el pasado que el futuro. Encima, no se reindustrializa España, que para eso deberían servir los fondos europeos

Un país subvencionado es un país sin futuro. Un país que ofrece trabajo, aunque sea trabajo duro, a la gente es un país de ciudadanos libres.

En cualquier caso, la noticia es que el Consejo de Ministros va a ofrecer, por mor de la nueva ministra Ione Belarra, más de 700 millones de los fondos europeos para ancianos y dependientes. Una cantidad mínima para tal objetivo, dicho sea de paso, como todo lo que viene de PSOE y Podemos, que con cuatro perras, del dinero de los demás, asegura que va a solucionar la atención a los millones de ancianos e imposibilitados de una sociedad tan envejecida como la española. Ni de broma. ¿Y fomentar la natalidad para rejuvenecer la población? Tampoco: eso es fascismo.

Ahora bien, si hablamos de subvencionar, al menos vamos a subvencionar bien. Hagámoslo según orden de prioridades. Porque el salario maternal, es decir, las ayudas a la familia, y sobre todo a las madres, tan odiadas ambas por un gobierno feminista, son ridículas en España. Alemania, que no es el país más generoso de Europa con la maternidad, destina unos 225 euros mensuales por niño. En España son 100 euros mensuales pero ojo: sólo hasta los 3 años. Al parecer, cuando cumplen tan provecta edad, los hijos a no necesitan comer, ni vestir, ni educarse, ni nada.

Ione Belarra sabe gastar, que no invertir. Una España subvencionada renuncia al futuro. Un país que ofrece trabajo, no limosnas, a la gente es un país de ciudadanos libres

Además, las guarderías alemanas están subvencionadas: salen más o menos por 50 euros al mes por niño y en su mayoría están extraordinariamente acondicionadas.

En Alemania esas ayudas, además, se alargan, no hasta la mayoría de edad, sino hasta que abandonan el hogar paterno, sea a la edad que sea. En España, 100 euros hasta los tres años y te lo pueden quitar si solicitas el Ingreso mínimo vital (IMV). 

Insisto, no es que 700 millones de euros vayan a solucionar la vida al dependiente, pero rebelan lo que le interesa al Gobierno Sánchez: más el pasado que el futuro. Además, subvencionar a los ancianos y maltratar a los niños y a sus madres tiene otra ventaja: los ancianos representan más votos que madres y niños.

Encima, al dedicar el dinero europeo a subvenciones y no a inversiones, no se reindustrializa España, que para eso deberían servir los fondos europeos de Nueva Generación.

Como le ocurre al resto del Gobierno Sánchez, Ione Belarra sabe gastar, que no invertir. Ahora bien, la España subvencionada es un España sin futuro. Un país que ofrece trabajo, no limosnas, a la gente es un país de ciudadanos libres.