Cuando un político insiste en una cuestión puede ser por dos razones. Porque quiere que salga o porque quiere que fracase.

Pedro Sánchez nos ha contado, en larguísimos discursos, que su objetivo es un pacto de Reconstrucción Nacional, unos nuevos Pactos de La Moncloa. Ha pedido unidad y ofrecido lealtad, con una carita encomiable de la que tan sólo un canalla osaría dudar.

Pero, al tiempo, en la misma sesión donde, con gesto compungido ofrecía paz, piedad y perdón, su portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, arremetía contra Pablo Casado para decirle de todo menos bonito.

Insistencia en los Pactos de la Moncloa. Por fin, María Jesús Montero, ministra portavoz, asegura, martes tarde, que Sánchez y Casado se verán el jueves. Todos los periodistas que seguíamos la rueda de prensa decidimos que habrían hablado y acordado dicha fecha y hora. Pues no, Cayetana Álvarez de Toledo nos informa dos horas más tarde que Sánchez no ha llamado a Casado ni ha acordado la cita con él: le había convocado a una reunión por televisión y por conducto interpuesto.

Conclusión: está claro que Sánchez no quiere unos Pactos de la Moncloa. Lo que quiere, aseguran fuentes de la propia Presidencia, es otra cosa distinta: quiere que Casado le diga que así no juega y que él se vea obligado a romper la negociación para plantear su propio plan de Reconstrucción… socialista. Que tampoco le importa mucho: la ruptura con la derecha supondrá una afianzamiento de su gobierno guerracivilista, con el desaforado de Iglesias: ¿Lo veis? La derechona no me permite otra cosa que seguir con estos, con los bolivarianos?

E Iglesias aprovecha para presionar aún más al PSOE

Y ojo, ese mensaje no sólo va dirigido a la gente con sentido común que vota Voz, PP o Ciudadanos. No, también va dirigido al felipismo, al viejo PSOE, que ya no le sirve para mucho.

De hecho, el problema al que se enfrenta Sánchez es que Pablo Iglesias no es inteligente, ni cultivado, ni honrado, pero es astuto. En el fondo ambos se parecen mucho en todas esas condiciones y viven 24 horas al día pendientes de mantener y acrecentar su poder.

Y así, Iglesias quiere ser Sánchez y éste sabe que lo quiere ser. Por tanto, (recuerden lo del 14 de abril) se dedicará a meterle el dedo en el ojo a Sánchez… para ser presidente.

Pero es igual: se trata de justificar tanto ante la derecha como ante la izquierda moderada, que la alianza frentepopulista y guerracivilista entre PSOE y Podemos es muy saludable.

¿Y que pasa con el coronavirus, que, supuestamente, es la razón de ser para el nuevo Pacto de la Moncloa? Es un efecto colateral, que puede resultar positivo o negativo pero no la razón de las cosas.

Oiga, con todo esto, ¿a Sánchez le importan algo los muertos por coronavirus? Por supuesto que sí: podría perder la Presidencia…