A primera hora de la tarde de este jueves, se ha celebrado la Junta de Accionistas de Acerinox, de forma telemática y sin recibir ninguna pregunta, aprobándose todos los acuerdos propuestos. Por eso, lo más interesante ha estado en los discursos, de donde se puede concluir que, por ahora, se queda con la filial malaya Bahru Stainless, donde ha concentrado productos de mayor valor añadido ante la fuerte competencia del acero de China, que ha irrumpido en Indonesia, según ha explicado el CEO, Bernardo Velázquez.

Recuerden que en los resultados de 2020, Bahru Stainless provocó un deterioro contable de 41 millones, afectando al Ebit, aunque este fue notablemente menor al de años anteriores (155 millones en 2018 y 98 millones en 2019). Una filial que refleja la apuesta de Acerinox por Asia y donde tiene 448 empleados, una parte pequeña dentro de su plantilla total, formada por 8.195 personas.

Velázquez también ha destacado los esfuerzos del grupo siderúrgico por poner freno a la competencia desleal de China y las iniciativas que ha adoptado la Comisión Europea al respecto de este tema. Respecto a nuestro país, el CEO ha insistido en la necesidad de que España cuente con una industria fuerte para lograr la recuperación económica y el descenso del elevado paro, así como con unos precios energéticos competitivos, “un problema que no se ha resuelto pese a la aprobación del Estatuto Electrointensivo”.

Por su parte, el presidente de Acerinox, Rafael Miranda, ha destacado que el año pasado lograron asegurar el negocio y controlar el impacto del coronavirus, pero también siguieron creciendo al integrar la alemana VDM Metals. De hecho, volvieron a beneficios, un aspecto muy positivo en un año en que celebraba su 50 aniversario, aunque la pandemia impidió que lo pudiera hacer por todo lo alto.