ITP Aero, compañía de motores y componentes aeronáuticos que pertenece a Rolls-Royce desde 2016, lleva más de dos años bajo el cartel ‘Se vende’. Como saben, el Gobierno exige un comprador español o, al menos, con una mayoría de capital español, pero hasta ahora sólo tiene las ofertas de cuatro fondos de capital riesgo estadounidenses.

En concreto, de Platinum Equity, Bain Capital, KKR y TowerBrook Capital Partners, según Expansión. Este último surgió en 2005 como una escisión de la compañía de gestión de fondos Soros Fund Management fundada por George Soros, actualmente es accionista de Aernnova -una multinacional aeronáutica española con sede en Vitoria (Álava)- y ha presentado su oferta por ITP junto al fondo canadiense Onex.

El Gobierno quiere un comprador español, pero Indra se sigue negando a entrar en la operación, a pesar de que la SEPI posee un 18,7% de su capital

Las cuatro ofertas recibidas valoran ITP en 1.500 millones de euros. Mientras, The Carlyle Group (segundo accionista de Cepsa, que controla el 38,5%) y CVC (que entre sus inversiones destaca el 56,4% de Deoleo o el 20,7% de Naturgy a través de Rioja -sociedad que tiene con los March) se han retirado de la puja. Por su parte, Aciturri, empresa aeronáutica española con sede en Miranda de Ebro (Burgos), aún no ha presentado una oferta formal por ITP al fabricante británico de motores para aviación y otras industrias, aunque había mostrado interés. Y por supuesto, Indra se sigue negando a entrar en la operación, a pesar de que la SEPI posee un 18,7% de su capital.

Ante todo este escenario, el Gobierno, a través de la Secretaría General de Industria, ha sondeado a Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) y a Gestamp, para participar en la compra de ITP. Sin embargo, los analistas del Banco Sabadell no ven un encaje estratégico entre la posible operación y el negocio actual del fabricante vasco de trenes y autobuses, que también supondría un impacto económico relevante en sus cuentas.

Conviene recordar que ITP cerró el año pasado con las primeras pérdidas de su historia, que fueron de 13 millones, y sus ventas bajaron un 25%, a 735 millones. El PNV no quiere perder esta compañía con sede en Zamudio (Vizcaya) e insiste en que tanto la fabricación como la capacidad de diseño permanezcan allí. Por ello, podría cobrar interés y ser de ayuda la última iniciativa que ha lanzado el Gobierno vasco: una gestora para invertir en grandes compañías que nace con una dotación de 160 millones, la cual ascenderá a 300 millones en 2024.