En el palacio de La Moncloa están satisfechos con Fernando Abril-Martorell, en particular, la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. El hecho es importante en sí, pero cobra especial relevancia si el 18,7% de la empresa que presides está en manos de la SEPI, es decir, del Estado.

No siempre fue así. Con el decreto de alarma y el parón de la actividad, Indra lanzó a finales de marzo su particular ERTE, que afectaría a más de 10.000 empleados, de los 28.000 que tiene, y que incluía reducción temporal de salario, también para la alta dirección.

La propuesta sólo duró una semana, el tiempo que tardó el Gobierno en llamar a Fernando Abril-Martorell para recordarle que una empresa semipública no podía tomar unas medidas tan drásticas. Había que dar ejemplo y el ERTE fue retirado de inmediato, salvo la reducció salarial de los directivos. Abril-Martorell pasó el examen, a pesar de las dudas iniciales.

El presidente de Indra ya no olvidará que debe contar con Moncloa para determinadas cuestiones, ni el “efecto tractor” que pueden ejercer los poderes públicos. “Las administraciones públicas pueden emprender, a modo de ejemplo, grandes proyectos transformacionales de modernización y digitalización de muchos de sus propios procesos, como forma efectiva y útil de estímulo de la industria tecnológica”, ha señalado este martes, en la cumbre empresarial organizada por la CEOE.

En Moncloa están satisfechos.