El interés de Indra por Industria de Turbopropulsores (ITP) no es nuevo: Hispanidad ya lo adelantó hace un año. En cualquier caso, Indra lo ha hecho oficial este viernes en un hecho relevante remitido a la CNMV que, no obstante, deja abierta la posibilidad de que finalmente no se culmine la operación.

Lo cierto es que Abril-Martorell está muy interesado en que sí salga adelante. Está en juego su continuidad como presidente de la compañía, un puesto al que aspira el exministro Miguel Sebastián, consejero de Indra desde enero. La clave: el 18,7% que está en manos de la SEPI, máximo accionista de la ingeniería.

Por un lado, el PSOE quiere sustituir a Abril-Martorell por Sebastián, al que Sánchez quiere premiar por su ‘silencio’ en el escándalo Villarejo-FG. A pesar de ser uno de los espiados (presuntamente, claro), el exministro de ZP aún no ha presentado la demanda correspondiente que llevaría a FG ante el juez.

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El PNV, por el contrario, apoya la continuidad de Abril-Martorell, no por nada, sino porque está dispuesto a comprar ITP, una empresa vasca que, cuando Rolls-Royce se la compró a la familia Sener en 2016, estaba valorada en 1.360 millones de euros. Indra vale 1.724 millones. Más que una compra, habría que hablar de una fusión.

La jugada del PNV está clara: apoyar la investidura de Sánchez a cambio de que el Gobierno mantenga a Abril-Martorell en Indra. Pero cuidado, porque todavía no sabemos si Sánchez va a necesitar los votos del PNV o no.

Y tampoco sabemos si la operación ITP, en sí misma, es buena para Indra... o no. Pero sí sabemos que es buena para el presidente de Indra.