En Moncloa, hacer de la necesidad virtud es… una necesidad, pero también un arte. El caso es que Pablo Iglesias se ha despedido a la francesa de Pedro Sánchez, que se enteró de su huida hacia Madrid por la prensa.

La razón está en Madrid y en las elecciones del 4 de mayo. Las encuestas le daban a Podemos cero diputados en Madrid. La cuna de Podemos le sería arrebatada por su enemigo, Íñigo Errejón, y eso no podía consentirlo. Sin Madrid, la carrera política de Pablo Iglesias está acabada. Necesita sumar los restos de Podemos con los MasMadrid para salvar a Madrid del fascismo. Le va a costar porque con su ‘generosa’ maniobra, Iglesias puede engañar a muchos, pero no a Íñigo Errejón.

Cuidado: en Bruselas Yolanda Díaz gusta aún menos que Pablo Iglesias

Recuerden: Podemos baja en toda España y en alguna zona se diluye. Además, Errejón copa MasMadrid y otros rebeldes y otros egos autonómicos amenazan con convertir a Podemos en leyenda.

Además, a Iglesias le ha hecho mucho daño el nepotismo de colocar a su pareja, Irene Montero, en el Gobierno. Entre nosotros, a Irene no hay quien le aguante.

Y ojo, que a Sánchez le ha costado tragar a Yolanda Díaz, un personaje tan mal visto en Bruselas como el propio Pablo Iglesias. Quizás, pero porque en Bruselas los aspectos morales importan una higa pero el dinero importa mucho. Además, si hablamos de economía Iglesias es un cantamañanas, pero Díaz es una leninista radical de modales suaves, muy peligrosa, capaz de destruir un tejido productivo en cuestión de meses. En Bruselas asusta más Yolanda que Pablo.