Google no es amigo de la prensa: es el mayor de sus enemigos. Las pruebas: el 4 de diciembre modifico su ‘algoritmo’ y, miren por dónde, los medios digitales, al menos los españoles, que es de los que tengo información, sufrieron caídas estrepitosas en el número de lectores, en ocasiones con descensos próximo al 50%. Sí: 50%.

Naturalmente, Google no informa de sus cambios ni de en qué consiste esos cambios. Simplemente, en plena campaña navideña de publicidad, destroza a todos los medios digitales, a día de hoy, todos ellos.

Y que nadie se atreva a protestar, porque el día N+1 seguirás dependiendo de Google y de lo que se denomina tráfico orgánico, Es decir, la gente que no busca un diario sino que utiliza el buscador de forma temática. Si Google no te destaca estás perdido. La elección la hace una máquina… con criterios humanos, claro está criterios cambiantes, según le pete a Google.

En definitiva, Google es el parásito de los medios, porque son los medios quienes le proporcionan la información pero se ha convertido, al mismo tiempo, en el esclavista de los medios. Injusto hasta el absurdo, pero así es.

Dicen que los mercados digitales son oligopolísticos por naturaleza. A lo que hay que añadir: y los gigantes digitales, las empresas tecnológicas, se mueven dentro de ese oligopolio con clara tendencia al monopolio y la extorsión.

Sí, a la extorsión, porque el titular de esta crónica es de lo que hablan todos los grandes editores españoles y, sin embargo, apenas se ha mencionado en las páginas y en las pantallas, de los diarios: cornudos y apaleados, decía el ciego refrán español.

Mientras las autoridades norteamericanas y europeas quieren aplicar la técnica del troceo -romper la empresa monopolio en varias compañías-, la más eficaz frente a una situación monopolística. El problema es que las autoridades pro libre competencia son de alcance nacional, mientras que Google y las grandes tecnológicas son eso: globales. Así que las autoridades por libre concurrencia. USA sólo pueden decidir en Google-EEUU.

Otra maravilla de la globalización.