Hasta a los padres de la empresa pública la socialista CEAPA se les ha encogido el ombligo cuando la ministra de Educación, la socialista Isabel Celaá, ha asegurado que los hijos no son de los padres. Al parecer, pertenecen al Gobierno. Hay una verdadera obsesión en el Gobierno Sánchez por pervertir a los niños desde su más tierna infancia. Por eso se enfada Celaá cuando Hispanidad le pregunta si a los niños deben educarles los padres o el Estado. Aseguró que esa no era una pregunta para una rueda de prensa. Todo porque le daba vergüenza, ahora ya no, reconocer que el plan socialista consiste en arrebatar a los hijos de la mano de sus padres y educarles como sumisos ciudadanos del régimen y votantes progresistas, con medio cerebro, un cuarto de corazón y mucho, mucho aborregamiento.  

O la descerebrada de Podemos, Irene Montero, para quien los hijos de los padres y madres “machistas tienen el mismo derecho a ser educados en el feminismo”. Así que ya lo saben: Montero es quien decide si un padre o una madre son machistas y, además, considera un derecho ser educado en el feminismo. Los hay, y las hay, que piensan distinto, seña-Irene.

Pero las barbaridades de Celaá y los exabruptos de Irene Montero se complementan con otra frase, genial, de la Vicepresidenta primera, Carmen Calvo, un prodigio. Ojo al dato: “el dinero público no es de nadie”. Claro que lo es, doña Carmen. Verá, el dinero público sale del bolsillo de los españoles, usted se lo roba y lo administra como le viene en gana. Es la segunda idea-madre que describe la degeneración a la que ha llegado el socialismo español.

Y luego está la guinda de la tarta, la más cachondeable pero también la más profunda, porque alude a la esencia misma de socialismo del siglo XXI, el que han capitaneado Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez: el panteísmo. El cachondeable aforismo es el que pronunciara Zapatero años atrás. Ojo al dato: "La tierra no pertenece a nadie, es del viento" (ZP). Como decía el humorista: ¿qué hierba fumará este tío?