La exministra popular Fátima Báñez ha fichado como consejera independiente de los laboratorios farmacéuticos Rovi… al no tener sitio relevante en el PP de Pablo Casado ni en la CEOE de Antonio Garamendi. Pese a las intenciones de ambos, lo cierto es que la onubense estaba sin ocupación desde que dejó la política el pasado marzo y este nombramiento parece un regalo de Reyes y de cumpleaños adelantado (cumplirá 53 años el próximo 6 de enero).

En la última campaña electoral, concretamente en un acto en Toledo, Casado señaló que contaría con Báñez en su equipo de Gobierno, si ganaba las elecciones, al ser “la mejor ministra de Empleo de la democracia en España y un orgullo para todo el partido y para todos los españoles”. Aunque explicó que “Fátima es una persona muy querida en el partido y para mí una buena amiga”, lo cierto es que en su equipo no le dio ningún puesto (algo que sí ha pasado con otras exministras del Gobierno Rajoy como Isabel García Tejerina o Dolors Montserrat): puede que influyera el hecho de que en las primarias Báñez optara por apoyar a su amiga Soraya Sáenz de Santamaría, con quien, por cierto, se sigue llevando muy bien, porque en la presentación del libro de Mariano Rajoy (Una España mejor), se sentaron codo con codo. 

Por su parte, en la CEOE, Garamendi anunció el fichaje de Báñez como consejera personal, pero nunca ha llegado a materializarse. Y es que surgieron discrepancias y también críticas (entre ellas, cómo no, de Podemos).

Bañez entra al Consejo de Administración de la farmacéutica que controla la familia López-Belmonte, sustituyendo a Enrique Castellón, quien ha renunciado tras llevar doce años en dicho puesto, y también ha sido nombrada miembro de las comisiones de auditoría y de nombramientos y retribuciones. Además, el socialista moderado Marcos Peña, consejero de Rovi desde el pasado mayo, ha sido pasado a ser el nuevo consejero coordinador (responsabilidad que antes tenía Castellón), es decir, a director de todos los independientes.