Al fondo, una vez más, Cataluña. Esta vez no por carreteras cortadas sino por la encuesta del CIS catalán de dos semanas atrás, al que se ha prestado enorme interés en Moncloa. Al parecer, el 48,8% de los catalanes no quieren la independencia, frente a un 41,9% que sí la desea.

Dos cuestiones:

1.Entonces, ¿por qué ese empeño de los independentistas por un referéndum decisorio si lo van a perder? Pues por la trampa eterna de los consultas sobre autodeterminación: cinco ‘noes’ no son definitivos un solo sí es para siempre.

2.Porque los independentistas perderían la primera consulta… y al año exigirían un nuevo referéndum. Como en Escocia.

Pues bien, volvamos a ayer mismo, miércoles 4 de diciembre. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aprovechaba su nuevo paseo internacional (Cumbre de la OTAN) para asegurar que ya estaba hecho el acuerdo con ERC y que se haría dentro de la Constitución. Incluso la aludida ERC se cabreó: hombre, eso se piensa pero no se dice.

Y con tal de permanecer al frente de un gobierno frentepopulista, Sánchez aceptará todo. Eso sí, Europa le exige mantener una política neo-liberal: para eso está Calviño

¿Y por qué Sánchez está tan empeñado en continuar con su frente popular de socialistas, comunistas y separatistas? ¿Tanto como para permitirse el lujo de romper el PSOE y enviar al asilo a todo el felipismo, empeñado en la Operación Borrell y en que el Rey mueva ficha? Pues sí… y esto porque es Pablo Iglesias, quien ya ejerce como vicepresidente, quien le ha ganado ya el voto de ERC y PNV. Para ser más claros: el Gobierno frentepopulista que está a punto de instalarse en España será presidido de derecho por Pedro Sánchez; de hecho, estará dirigido por Pablo Iglesias. No será una Gobierno socialista, sino podemita, que llevará a España hacia… el caos podemita.

Empecemos por el principio: los tres objetivos de Pablo Iglesias ya dentro del Gobierno, los tres logros que llevarán a España hacia el caos podemita son: federalismo, previo cambio constitucional, III república (para los comunistas supone una atracción fatal) y derecho a la autodeterminación de los pueblos, algo que provoca hemorragias de placer en los nacionalistas vascos y catalanes.

Y lo más importante: con tal de permanecer al frente de un gobierno frentepopulista, Sánchez aceptará todo. Eso sí, Europa le exige mantener una política neo-liberal: para eso está Calviño. Porque también ayer, la titular de Economía, eurócrata asistente al Eurogrupo, aseguraba que Europa no tenía nada que temer de un Gobierno social-podemita dado que cumpliría con el déficit fiscal. No olvidemos que en Europa reina lo que San Juan Pablo II bautizó como neo-liberalismo. Es decir, la defensa de la gran propiedad (el liberalismo sería la defensa de la propiedad privada pequeña, bien repartida) sea esta una multinacional privada o la empresa más grande de todas: el Estado.

No olvidemos que Podemos defiende lo que siempre han defendido los comunistas: el capitalismo de Estado, el modelo de subvención pública para todos… y el dinero para pagar las facturas que lo fabrique el BCE. Podemos es así: tiene soluciones para problema complejos, soluciones que provocan problemas complicados que no tiene solución.

Pero. En el entretanto, ERC exige pruebas de que todo eso se va a llevar a efecto. Respuesta: Pablo Iglesias les pide que confíen en su Vicepresidencia. Mandando él en Moncloa, nada tiene que temer.

¿Y el nexo de unión de socialistas, comunistas y separatistas? Su común Cristofobia, por supuesto. Por eso temen a Vox

Se hará una reforma constitucional para impulsar la España federal, entendida, no como la federación de estados norteamericanos, sino como un conjunto de naciones distintas, con derecho de autodeterminación incluido. Ya saben, de los que hablamos de “igual a igual”. Es decir, de los que forman parte del “Estado” español pero odian a España.

Naturalmente, cuando Podemos gobierne en España el derecho de autodeterminación se aplicará al modo soviético: un derecho que no se ejerce nunca porque Moscú ejerce todo el poder.

¿Y cuál es el nexo de unión de fuerzas tan dispares como socialistas, comunistas y separatistas? Su común Cristofobia, por supuesto. Por eso temen a Vox. Con todos sus defectos, Santiago Abascal puede suponer el resurgir de la coherencia de los católicos españoles -que seguimos siendo, al menos nominalmente, mayoría- en política. No hablo de la coherencia de la doctrina católica, que no ha cambiado ni puede cambiar, sino de la vuelta a la coherencia por parte de los católicos en política. Y eso supondría barrer al Sanchismo y a los podemitas de las urnas, así como recuperar para la sensatez a la derecha tibia del PP.

De ahí el numerito del tarde del miércoles con la granada que alguien, sin deprender la anilla de seguridad, lanzó contra un centro de menores en Madrid. El ministro del Interior Fernando Marlaska, se apresuró a decir que era producto del discurso del odio de Vox. ¿No debería haber esperado a que sus hombres investigarán un poquito?

En cualquier caso, si alguien no lo remedia, por ejemplo el Rey que calló, España camina hacia el caos podemita. Porque el presidente de derecho será Pedro Sánchez; el presidente de hecho, Pablo Iglesias. Resultado: la España del caos,del caos podemita.