En Hispanidad hemos publicado algunas broncas de los obispos de EEUU al actual presidente del país, Joe Biden, por declararse católico pero a la vez, con sus obras, contradecir ese supuesto catolicismo.

Y es que, a pesar de las continuas referencias a su fe católica, Biden ha expresado reiteradamente su apoyo a la agenda del aborto y la ideología de género, ambas totalmente contrarias a la doctrina de la Iglesia católica.

La última -aunque sin citar directamente a Biden- ha sido la del arzobispo de Denver, Samuel Aquila, quien se ha unido a la lista de obispos que piden que no se dé la comunión a los políticos pro-aborto y a otros católicos disidentes que persisten en pecados graves, recoge Infocatólica.

"Los que profesamos la fe de la iglesia debemos vivir como la iglesia nos manda porque a través de su iglesia Jesucristo nos llama al arrepentimiento, al perdón y a la santidad. Acercarnos a la Eucaristía de otra manera es condenarnos en el altar del Señor", explicó Mons. Aquila.

"Esto es cierto para todos los católicos, pero es particularmente relevante en relación con el falso testimonio que muchos funcionarios públicos mantienen a veces en relación con las verdades más fundamentales de la persona humana". "Por el escándalo público causado, esto es especialmente cierto en el caso de los funcionarios públicos que gobiernan persistentemente en violación de la ley natural, en particular las cuestiones preeminentes del aborto y la eutanasia, la toma de la vida inocente, así como otras acciones que no defienden la enseñanza de la iglesia con respecto a la dignidad de la vida", añadió Mons. Aquila.

La enseñanza de la Iglesia sostiene que los políticos y gobernantes que promueven el aborto cometen un pecado grave y no pueden ser admitidos en la Eucaristía. Mons. Aquila señaló disposiciones similares en el derecho canónico que prohíben dar la Sagrada Comunión a quienes se encuentran en estado objetivo de pecado mortal, recuerda Infocatólica.

En concreto, el Código de Derecho Canónico, en su Art.2, punto 915, establece: "No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave".

Según explica IusCanonicum, "aunque el Código de Derecho Canónico no la defina así, se suele considerar que el efecto de la excomunión es la expulsión del delincuente de la Iglesia. Por la excomunión, el delincuente no pertenece a la Iglesia. Naturalmente, esta afirmación merece una reflexión: puesto que los bautizados no pierden su carácter del bautismo ni su condición de bautizados. En este sentido, no se puede decir que los excomulgados dejen de pertenecer a la Iglesia. Los vínculos de comunión espiritual e invisible no se alteran, pero se rompen los vínculos extrínsecos de comunión".

En el caso de Biden, por tanto, no está excomulgado oficialmente sino que 'sacramentalmente' se le aconseja no acercarse a recibir la comunión eucarística y se abre la puerta a negarle dicha comunión. Lo que se recuerda es que se le debe negar el acceso a la comunión 'latae sententiae' , es decir, penas impuestas automáticamente ante un gravísimo pecado de escándalo de alguien que constituye una referencia pública. En definitiva, un presidente de los Estados Unidos, un católico incoherente que, con su actitud, promociona el aborto, la muerte de inocentes e indefensos no nacidos.