Un exalto cargo policial, curtido en mil batallas políticas (terrorismo incluido), me comentaba el miércoles que los periodistas andábamos muy errados: Pedro Sánchez no es tonto, es muy listo. Ha conseguido engañar a todos… por ahora todo el tiempo. Con pocos diputados ha arrinconado a la derecha pactando con Podemos y ha engañado a los separatistas. Él sí que ha reducido el suflé catalán. Y encima está reescribiendo la historia sin el menor pudor: “No tiene principios pero de tonto no tiene un pelo”, concluye.

La Seguridad Social cerrará 2020 con un déficit del 2% del PIB y los ERTE se convertirán en ERE

A la vista de los hechos me cuesta llevarle la contraria porque por ahora, sus trucos de prestidigitación política están dando resultados: ya es su tercer año en Moncloa. Sus aberraciones le hacen perder el electorado que aún cree en algo, pero eso no importa ahora: no tiene la menor intención de convocar elecciones y, entre comicios y comicios, no importan los votos de los ciudadanos sino los de los diputados.

Ahora bien, el argumento de mi interlocutor falla cuando entramos en el terreno económico. Aquí no hablamos de broncas sino de números y lo cierto es que Sánchez está llevando España a la ruina. Por resumirlo en una frase inteligible: La economía española está quebrada.

La política de subvenciones y limosnas de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias nos lleva a la pobreza. Y Europa no es la solución, como nos ha vendido el presidente. El miércoles 9 tuvimos no una sino varias constataciones de ello.

Primer aviso de Bruselas: los 140.000 millones de euros se conceden a cambio de proyectos de reindustrialización… y España todavía no ha presentado  ninguno

El ministro José Luis Escrivá aprovechó para recordarnos que la Seguridad Social cerrará 2020 con un déficit del 2% del PIB. Eso significa que el sistema de pensiones y gastos añadidos simplemente está en quiebra. Hablamos de un déficit que rondará los 50.000 millones de euros en un año… y el desfase se alargará hasta un 1,4% en 2024. Insisto: previsiones del propio ministro de Seguridad Social de Pedro Sánchez.

Pero lo más grave es lo que se teme el empresariado español: que los ERTE, ese gran invento del coronavirus, se conviertan en ERE. No sólo porque venzan los redichos ERTE sino porque se consolida la caída de ingresos de las empresas, que es la clave de bóveda de todo lo demás. Ahora mismo, los bancos saben que están convirtiendo créditos morosos en créditos ICO. Saben perfectamente que muchas de sus empresa prestatarias no tienen solución, así que lo que hacen es convertir sus líneas de financiación ya abiertas en créditos ICO con aval del Estado. Así, al menos, cobrarán entre un 60 y un 80% de sus préstamos pero la empresa no remontará y cuando termine el plazo del crédito harán una reconversión salvaje de plantilla o echarán el cierre.

Y no: Europa no es la solución. El miércoles se producía, también, el primer aviso de Bruselas: señor Sánchez: los 140.000 millones de euros se conceden a cambio de proyectos de reindustrialización… y España todavía no ha enviado ningún proyecto. Es más, el Gobierno sólo tiene una idea para el dinero europeo: rehabilitar viviendas, una idea del sector energético. Pero eso no basta para reindustrializar España, que es la cuestión clave.

Europa desmiente a Sánchez en sus presiones contra el PP de Casado: los Presupuestos no tienen nada que ver con el plan de Recuperación aprobado en julio

En esta línea, nos cayó también el miércoles el desmentido añadido de la UE. Europa dice que Pedro Sánchez miente en sus presiones contra el PP de Pablo Casado: los Presupuestos no tienen nada que ver con el plan de Recuperación aprobado en julio.

Lo grave es que todavía no hemos oído hablar de la reindustrialización de Sánchez y Calviño, mientras somos el país de la OCDE donde más se ha derrumbado el PIB.

La economía de limosna y subvención de Pablo Iglesias se ha impuesto en un Gobierno que renuncia a cerrar aunque no a mantener el voto cautivo, subvencionado, bajo la engañifla del “escudo social”.

Sí: Sánchez ha llevado a la economía española a la quiebra. Nos enteraremos cuando perdamos el empleo y la propiedad, pero eso a él no le importa: no va a pasar mañana.

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