La cristófoba plataforma Netflix ha tenido un beneficio neto de unos 1.422 millones de euros en el primer trimestre, lo que supone un 141% más que hace un año, es decir, casi el triple. Sin embargo, no todo son alegrías, porque ha frenado en nuevos suscriptores: sólo ha sumado 3,98 millones, lejos de los más de 6 millones que esperaba.

La plataforma de streaming que dirige Reed Hastings ha aludido que esta ralentización se debe “al gran avance del Covid-19 en 2020 y a una lista de contenido más liviana en la primera mitad de este año, debido a retrasos en la producción provocados por el virus”, como ha explicado en una carta dirigida a los accionistas. Claro que el problema también podría estar en los contenidos: la ofensa a los cristianos, la manipulación en Gambito de dama, el excesivo uso del sexo (en Los Bridgerton o la sexualización de niñas en Cuties) o el aumento de los reality. De hecho, en Byron Bay (Australia) no quieren que Netflix grabe allí un reality de influencers: los surfistas ya han protestado y también los empresarios e incluso se ha empezado una recogida de firmas en contra del proyecto. Además, intenta que los espectadores no se queden dormidos

Netflix cuenta al cierre del primer trimestre con un total de 208 millones de abonados, mientras la competencia sigue creciendo: por ejemplo, Disney+ ya tiene 100 millones

Netflix cuenta al cierre del primer trimestre con un total de 208 millones de abonados, mientras la competencia sigue creciendo: Disney+ ya tiene 100 millones. Y parece que la ralentización en atraer nuevos suscriptores continuará también en el segundo trimestre, donde espera crecer en más de 1 millón frente a los 4,8 millones que preveía en un principio.

La plataforma de streaming ha elevado sus ingresos un 24,2%, hasta 5.967 millones. Para el periodo abril-junio, espera un aumento del 18,8%, a 6.983 millones, y un beneficio neto de unos 1.200 millones (+103%). Por su parte, el flujo de caja libre ha mejorado notablemente respecto al cuarto trimestre de 2020, cuando fue de -237 millones, pasando a ser de 135 millones, eso sí, sigue lejos del de hace un año antes de que estallara la pandemia (572 millones). Claro que el apalancamiento sigue siendo elevadísimo: la deuda a largo plazo ha cerrado el primer trimestre en unos 12.381 millones, superior a la de hace un año pero inferior a la del cierre de 2020 (13.171 millones).