Consejo de Ministros del martes 15. Sale a escena la inefable Marisú Montero, una virtuosa de la dialéctica y el virtuoso de la retórica, Juan Manuel Campo.

Mientras, Pedro Sánchez llama a Pablo Casado para dejar bien claro que no hay manera de llegar a un acuerdo con estos fachas y, en el entretanto, el Tribunal Constitucional condena la quema de la bandera de España, lo que, al parecer, en España no resulta una obviedad.

A Marisú Montero le tocaba marcar las diferencias con Pablo Iglesias en particular y con Podemos en general. Pero tranquilos, la alianza entre PSOE y Podemos es firme: sus odios comunes superan a sus odios mutuos. Y luego está el anhelado mantenimiento del sillón de mando.

Tema estrella: el Salario mínimo (950 euros al mes). Calviño no quiere que suba, Iglesias sí. Pero ni uno ni otro se plantean lo más sensato: ¿y por qué no subir el SMI y eliminar los impuestos del SMI? Las cuotas sociales, sobre todo. De esta forma, ganaría el trabajador y ganaría el empresario. Los únicos que no ganarían serían ellos, los ministros.

Marisú se niega a responder sobre el nuevo cómputo para la jubilación: es decir, que las pensiones bajarán

Y entonces va Montero y suelta aquello de que no todos en el Consejo de Ministros siguen la opinión común de un órgano colegiado. No todos… Nuevo golpe a Pablo Iglesias, el acusador. Acusa a la vice Teresa Ribera de no impedir el corte de suministros básicos a quien no los paga mientras, a Ferraz de detener la comisión de investigación a Juan Carlos I y a no se sabe quién de no proteger a los morosos y okupas varios.

Pero tranquilos, lo de PSOE y Podemos es una alianza firme: sus odios comunes superan a sus odios mutuos. Su odio a la derecha, a los católicos, a los liberales, a los empresarios, a los militares, a los sabios, de ciencias y de letras, a los pudientes, a los propietarios, a los toreros, a la policía, a la clase media, a los guapos… todos esos son aversiones comunes, animadversiones compartidas y resentimientos eternos.

Más bronca PSOE-Podemos: según Marisú "casi todos" los miembros del Gobierno trabajan colegiadamente

Otro motivo de bronca: Marisú se niega a responder sobre el nuevo cómputo para la jubilación: es decir, que las pensiones sí bajarán al aumentar el cómputo de 25 a 35 años de edad.

Mientras, el ministro Campo habla de Constitución "generosa": cabe todo, se jalea con todos 

En el entretanto, Juan Carlos Campo continúa creando la justicia soviética. El más elegante de la Bahía está forjando una justicia que ni Pablo Iglesias se hubiera atrevido a incoar. Y lo hace sin bramidos, no como los neocomunistas, como todo un socialdemócrata que habla de la Constitución generosa, más bien dadivosa, más bien cortesana: nuestra Constitución se jalea con todos, según el ministro Campos.