Consejo de Ministros del viernes 25 de octubre. Isabel Celaá, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, sale a escena para lidiar con el día después de la exhumación del ‘dictador’. Se niega a asegurar qué va a pasar con el Valle de los Caídos, cuando saben desde hacen mucho tiempo lo que quieren hacer: expulsar a los benedictinos, convertir la basílica en un parque temático para modificar la historia y derribar la cruz, que es lo que menos soportan. Borrar todo rastro de Dios en un recinto católico. Lo de menos son los cadáveres allí sepultados, incluidos Franco y Primo de Rivera.

Pues bien, todo esto, en metalenguaje gubernamental, significa lo siguiente: “El Valle de los Caídos será “un altar para todas las víctimas de la Guerra Civil”. Doña Isabel, ¿cómo se puede ser tan cursi?

El Gobierno ni se inmuta ante la firma de un documento por la autodeterminación, firmado por vascos y catalanes

Luego está lo del vídeo, que grabaron los Franco, está claro, aunque se nieguen a reconocerlo. Doña Isabel en su línea: “No nos sentimos acreedores de ningún tipo de queja” de la familia Franco.

El resto, en línea electoral: la última EPA antes de las elecciones no ha sido buena pero si lo miran bien, tampoco ha sido mala. Y otra vez la cursilería: el paro -exhala Celaá- provoca desesperanza. Esto es lo importante.

De Cataluña poco o nada, aunque en ese momento se firmara un documento por la autodeterminación, con participación de independentistas catalanes y vascos, presidido por el vicepresidente de la Generalitat, Aragonés. Entre los firmantes, el exterrorista Arnaldo Otegui.