Isabel Celáa y Ana Pastor, frente a frente. La noche prometía, y no les decimos nada, el contenido de la entrevista entre las dos damas -una ministra de Educación- y otra, estrella de La Sexta.

No sabemos si se sentía tan cómoda la señora Celaá que dio rienda suelta a un grado más de su cinismo al afirmar, por ejemplo, que la enseñanza es competencia de las administraciones públicas. Por eso, la Lomloe elimina la demanda social. Es decir, es el Estado quien educa a los hijos, no los padres. Y será el Gobierno el que decidirá dónde se ubicarán los colegios concertados, no el requerimiento de los progenitores de llevar a sus niños a esos centros. 

A este respecto, el presidente de la plataforma Masplurales, Jesús Muñoz de Priego, le preguntó a la ministra de Educación sobre la eliminación de la elección del centro educativo por parte de los padres.

Y esta fue la respuesta de Celaá: "La programación de la enseñanza es competencia de las administraciones públicas, y no es por capricho, sino porque son las encargadas de velar por saber dónde, cómo y cuántas plazas de calidad tiene que ofertar, y no las familias". "Esto no es un negocio. Son las administraciones públicas las que están obligadas a realizar este trabajo". Celaá siempre dialogante

Pues no: libertad de enseñanza consiste en que sean los padres, no el Estado, quienes deciden cómo y dónde forman a su hijo.

Además, por si no hubiera quedado suficientemente clara su postura, la titular de Educación ha asegurado que el Estado tiene "mecanismos" para hacer cumplir la nueva ley educativa en toda España. Libertad, diálogo y pluralidad. ¡Viva Celaá! Es decir, tras el presunto diálogo, la amenaza.

¡Ah! y mucha coherencia por parte de doña Isabel, cuyas nietas asisten a un colegio concertado... y religioso. Un centro que, según La Razón, está participando activamente en la campaña que impulsa “Más Plurales”, que aúna a toda la concertada en España en contra de la “ley Celaá”. Al igual que ella, que no sólo estudió en un colegio de monjas sino que, ya adulta y, por tanto, con capacidad de elección, fue profesora del mismo.

¿Será que la señora ministra está tan ocupada velando por la educación de los hijos de los demás que se le ha olvidado cuidar de la formación de sus nietas y ¡oh fatalidad! han acabado en un colegio concertado y religioso?

Vamos con la otra idea fuerza de la entrevista a Celáa en El Objetivo: la enseñanza estatal es garantía de 'pluralismo'. ¿En serio?. Es decir, que si sólo existe la enseñanza pública -ni la concertada (religiosa o no), ni la privada, ni los centros de educación especial- hay pluralidad. Señora Celaá, eso es ya de por sí una contradición 'in terminis'. No puede haber pluralidad cuando sólo existe una opción. Claro que con el nivel de formación que promueve su ley -permitiendo pasar de curso sin límite de suspensos- las generaciones futuras estarán totalmente de acuerdo con sus premisas: único es igual a plural. ¡Qué miedo!

Por otra parte, últimamente estamos asistiendo a declaraciones de la ministra de Educación en distintos medios. Por ejemplo, en La Voz de Galicia, donde se le pregunta sobre si la religión quedase como está en la Lomce si sería más fácil consensuar una ley educativa y Celáa responde: "Es que no estamos de acuerdo con la posición de la Religión en la Lomce. La Religión en la Lomce, y esto lo tenemos medido y también verificado, lo que ha hecho es elevar la nota. Por eso, alumnos que no cursaban Religión sí lo hacían en bachillerato, con lo que había disfunciones en la competencia para poder entrar en una carrera o solicitar una beca". Traducido, la Religión se usa para subir nota y pasar de curso sin limites de suspenso no sube la nota total. 

Tenemos Celáa para rato.