La amenaza del gobierno australiano a Google -tramita una ley para obligar al buscador a pagar por las noticias que reproduce- está calando en el panorama internacional y Microsoft lo ha aprovechado para solicitar a EE.UU, a la UE y a Canadá que sigan su ejemplo.

La compañía de Bill y Melinda Gates, que no dan puntada sin hilo, apoya la postura de Australia porque, según el presidente de la corporación, Brad Smith, se trata de asegurar un periodismo fuerte e independiente. ¡Ay madre! En cualquier caso, bien está que se enfrenten a Google, aunque su única motivación sea potenciar su propio buscador, Bing.

Los datos aportados el jueves por Smith son alarmantes: desde el año 2000, la facturación de los medios de comunicación en EE.UU ha caído un 70% y el empleo en el sector se ha reducido a la mitad, tras el cierre de más de 2.000 periódicos.

Y mientras los medios desaparecen, los ingresos por publicidad de Google -es decir, el 98% de sus ingresos- se dispararon un 12,8% sólo en 2020, hasta los 182.527 millones de dólares. Google ha pasado de parásito a ladrón y, ahora también, a censor, junto a Facebook.

Aun así, el gigante de las búsquedas sigue siendo fuerte con el débil y débil con el fuerte: en China accedió a las normas impuestas por el Partido Comunista, que le amenazaron con no operar en el país. En Australia, sin embargo, Google ha amenazado con marcharse sin el gobierno no paraliza la ley.

Los próximos meses serán claves. Google se enfrenta a acusaciones de monopolio en EE.UU y a acusaciones de no pagar al Fisco en Europa. Además, en el Viejo Continente también se enfrenta al movimiento (tímido) de los editores, que pretenden lograr lo mismo que Australia.

Lo que más teme Sundar Pichai, CEO de la compañía, es una condena en EE.UU.