El Gobierno de Pedro Sánchez no pondrá trabas al ajuste de plantilla que lleven a cabo Caixabank y Bankia cuando se fusionen ni, por supuesto, dificultará las prejubilaciones, tal y como pretende el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para alargar la edad de jubilación. Nada de eso.

Ahora bien, hay que disfrazar el mensaje para que parezca todo lo contrario, y ahí es donde aparece la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda. “Es obvio que el Gobierno siempre va a luchar por la defensa de los puestos de trabajo y va a intentar que aquellas empresas que tengan que hacer un proceso de reconversión lo hagan con el menor coste posible de puestos de trabajo”, ha afirmado este martes María Jesús Montero -Marizú para los amigos- tras ser preguntada por la fusión, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

¿Comprenden? Hagan el ajuste que hagan los responsables bancarios, el Gobierno siempre va a considerar que es el “menor coste posible de puestos de trabajo”.

Y como aval de que el Gobierno lucha por el empleo, Marizú recordó que el Ejecutivo destina unos 4.500 o 5.000 millones de euros al mes para pagar los ERTE.

El ajuste tras la fusión será grande. Los sindicatos ya hablan de unos 8.000 empleados, entre prejubilaciones y salidas voluntarias. Pero eso sólo sería el primer paso para reducir una plantilla conjunta de unos 50.000 trabajadores.

Según Marisú, el Gobierno desconoce el número de afectados porque la información que maneja “no llega a tal grado de detalle”. Y eso, a pesar de que el Estado es el propietario del 62% de Bankia.