En la mañana del martes 12 de febrero –el espíritu del 12 de febrero, quizás– los tribunales concedían la absolución a todos los altos cargos de Caixa Catalunya (CX), acusados se subirse los salarios en plena crisis bancaria, la segunda de todas las crisis bancarias, que nos ha costado a los españoles más de 12.000 millones de euros.

Es decir, que el Banco de España está llevando a los tribunales a estos cargos por sus salarios (que el regulador estaba encargado de aprobar) cuando debería llevarles por sus créditos dolosos. A ver si nos entendemos: un banquero corrupto no es aquel que gasta mucho dinero de la tarjeta de la empresa, porque eso es el chocolate del loro. Un banquero corrupto es aquel que presta una cantidad de dinero a un señor, con el bolsillo de sus accionistas y clientes, a sabiendas que no se lo va a devolver y a cambio de alguna sinecura de muchos ceros. Él gana y el banco pierde.

Los banqueros corruptos no se enriquecen con tarjetas black, sino con créditos amañados, y las black no hacen caer a ningún banco: los créditos amañados sí.

Lo que enriquece al banquero corrupto o lo que hace caer a los bancos no son las tarjetas black, sino los créditos dolosos

Caixa Catalunya perdió 12.000 millones de euros que estamos pagando entre todos. No obstante, por eso no se ha condenado ni a Narcís Serra, exvicepresidente socialista con Felipe González, ni a sus directivos, comandados por su segundo Adolf Todó.

¿Se puede ser negligente hasta el punto de perder 12.000 millones de euros? A lo mejor sí, pero entonces, debe ser castigado por –si no es por ser tan lelo– haber aceptado el cargo de presidente de la segunda caja de ahorros de Cataluña. Y a lo mejor no: y entonces es un jetas.

En cualquier caso, nunca lo sabemos porque el Banco de España parece no cumplir su labor.

¿Y el Banco Central Europeo (BCE) que le ha sustituido, lo hace mejor? Para mí que lo hace aún peor. Pero del resultado de su negligencia y de su ineptitud nos enteraremos dentro de unos años.