En el BCE están cada vez más preocupados por los “efectos secundarios” de la política monetaria que puso en marcha Mario Draghi, el hombre que salvó el euro y hundió (casi) todo lo demás. Así lo muestran las actas de la reunión del BCE celebrada a mediados de diciembre y que han sido publicadas este jueves.

Fue la primera reunión con Christine Lagarde de presidenta. Tal vez por eso, la preocupación mostrada en Fráncfort fue mayor que en anteriores convocatorias, porque lo cierto es que las consecuencias del océano de liquidez no son nuevas, ni mucho menos. Sea como fuere, Lagarde se está cargando de razones para cambiar las cosas aunque, de momento, no ha hecho nada concreto.

El caso es que el BCE reconoce ahora que los tipos de interés negativos, unidos al océano de liquidez, no solo perjudican a la banca sino también al ahorro de las familias y a la fuga de dinero fuera de la Eurozona. Los inversores buscan rentabilidad y no la encuentran en Europa.

La próxima reunión del BCE será el jueves 23 de enero.