Este jueves puede ser una de esas fechas históricas para los que vivimos el sistema financiero español, ya que si todo va como está previsto, después del acelerón que las dos entidades, Caixabank y Bankia han dado en estos meses a su proyecto de fusión y solucionados los flecos de las ultimas exigencias de la CNMC sobre las sucursales a cerrar, estas que hoy se presentan son las últimas cuentas que la cuarta entidad por volumen de activos presenta ante el regulador como entidad independiente, ya que la fusión está prevista dentro de este primer trimestre del año.

El consenso de los analistas financieros cifraba en estos días un beneficio final para el ejercicio 2020 un 65% inferior al del 2019, incluso con un último trimestre en pérdidas, con una bajada en su margen de intereses del 6,2% y su ratio de rentabilidad por debajo del 1%. Pues vamos a ver cómo funciona el ojo clínico del ‘consenso’.

De momento, para empezar, el resultado neto atribuido ha sido de 230 millones de euros (M€), un 57,6% inferior al pasado ejercicio, resultado que registra 505M€ en el total del ejercicio (40M€ en el cuarto trimestre) de provisiones extraordinarias debidas a la situación sanitaria generada por el COVID19 y que suponen un 61,9% de los 816M€ del beneficio antes de impuestos obtenido, que a pesar de otras situaciones económicas del ejercicio fuera del COVID, ya que continuamos dentro de un contexto de tipos de interés negativos y un repunte de la morosidad, han sido un 8% superiores al 2019.

Pero vamos a tratar de desmenuzar los principales epígrafes de esta cuenta, que como la situación económica y sanitaria es bastante compleja y requiere una visualización de las luces y sombras que se esconden detrás de estos resultados.

El margen de intereses desde hace tiempo viene siendo uno de los puntos débiles de las cuentas de resultados de las entidades financieras en los últimos ejercicios. Los 1.904M€ obtenidos en el ejercicio son un 5,9% inferiores a los obtenidos en 2019. La bajada de intereses en los créditos se ve compensada por las excepcionales condiciones de financiación del BCE, pero aun así el margen de clientela cae cerca de un 0,18%, por lo que los crecimientos de la cartera de créditos a clientela (+3,1%) como consecuencia de los avales ICO para paliar el impacto de la pandemia no han servido de mucho. Por estos mismos motivos las carteras de renta fija reducen su interés en un 0,19% lo que incrementa las malas cifras en el margen.

Dentro de este contexto de crisis, Bankia ha concedido cerca de 49.000 moratorias en créditos inmobiliarios y 60.000 en créditos consumo. Las provisiones totales por la cartera crediticia dudosa crecen un 3,5% respecto a 2019 para los 6.213M€ de créditos irregulares. La tasa de morosidad se queda en un 4,7% (-0,3%) por las ventas de cartera morosa efectuadas y la tasa de cobertura sigue creciendo hasta situarse en un 58,2% (+4,2%) principalmente por los deterioros totales de cartera morosa.

Las comisiones totales netas 1.213M€, un 12,2% superiores a 2019, han evitado que el margen bruto 3.088M€ (-4,8%) haya sido peor, en especial por la bajada de 151M€ en resultado de operaciones financieras. Anotar las bajadas en gastos de administración en especial en los primeros trimestres debidos a los confinamientos sanitarios y los 91M€ más por deterioros de activos financieros y, en especial, los 155M€ han contabilizado en otras ganancias y pérdidas por el beneficio de la venta del negocio de depositaria a Cecabank, que les ha venido de perlas para evitar que finalmente el consenso de analistas se saliese con la suya.

Bankia se nos va (mejor, se nos diluye) de nuestro sistema financiero siendo una de las entidades con mayor ratio de solvencia 15,48% CET1 Fully Loaded (+2,46% respecto a 2019). Cierto es que la regulación transitoria COVID19 se lo ha permitido, con un ratio de eficiencia del 57,7% (+1,77%) y un ROE del 1,78% que también supera a las previsiones del ‘consenso’, pero tras de ella también se diluye una mochila de 24.000M€ de dinero del Erario Público, esto es, de nuestros impuestos.