Ana Botín continúa aumentado su participación en el Santander. Unas veces lo hace a través de la retribución variable que percibe en acciones de la entidad, y otras mediante la compra directa de títulos en el mercado. Eso fue lo que hizo el pasado viernes 31 de julio: adquirió 300.000 acciones aprovechando la caída de la cotización, que se situó en un precio medio de 1,83 euros por acción. El desembolso fue de unos 550.000 euros.

Lo cierto es que Ana y Javier Botín mantienen un pulso en torno a la participación en el banco. Una pugna que va ganando la presidenta, que posee algo más del 0,17% de la entidad, lo que le va distanciando del resto de hermanos, también de Javier, presidente de la Fundación Botín y consejero externo del banco. En cualquier caso, la participación de los hermanos sólo alcanza el 0,57% de los derechos de voto de la entidad.

¿Es suficiente? Hasta el momento lo ha sido, pero no deja de ser un riesgo. Recuerden, si no, el intento de los fondos por colocar al italiano Andrea Orcel -uno de los suyos- como consejero delegado. Y no conviene perder de vista que el máximo accionista del banco es Blackrock, con algo más del 5% de la entidad.

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